No es la primera vez que sus previsiones se han ido al traste y por eso ayer muchos pedían cautela ante el nuevo calendario anunciado por el Gobierno norteamericano y British Petroleum (BP) tras poner en marcha otra operación que, de tener éxito, dicen, permitiría controlar en unos días el escape de crudo que tiñe de negro el golfo de México hace más de 80 días. Unas veces por culpa de los huracanes y el mal tiempo o porque los operarios de BP nunca habían tenido que maniobrar a más de 1.500 metros de profundidad, sin duda por la complejidad de realizar operaciones de esta envergadura, y otras directamente porque la petrolera mentía a conciencia en los números, la realidad es que los habitantes de las zonas afectadas escucharon el viernes con cierta incredulidad los nuevos planes de la compañía.

El almirante de la Guardia Costera Thad Allen, máximo responsable de la coordinación de las tareas de contención y limpieza del vertido, estimaba posible anteayer que la fuga de petróleo esté sellada --en los próximos días--. Pero para ello será imprescindible que se mantenga el buen tiempo con el fin de que BP pueda sustituir la actual campana de contención del crudo y conectar un tercer barco al pozo dañado tras la explosión de la plataforma Deep water Horizon el pasado 22 de abril.

Los expertos hablan de entre 35.000 y 60.000 barriles de crudo expulsados a diario al mar desde el pozo dañado. El actual mecanismo de contención ideado por BP permite recoger el equivalente a 25.000. La empresa aseguró que si la nueva operación tiene éxito podrá recuperar hasta 80.000 barriles. Al margen de los trabajos que se hacen sobre el terreno, en la Casa Blanca siguen buscando medios para evitar que en el futuro se repitan accidentes similares.