No es exactamente la bebida más glamurosa, pero sí una de las más baratas y socorridas, uno de los brebajes que han servido de materia prima para la educación etílica de varias generaciones de jóvenes españoles. El kalimotxo o calimocho empieza a tener también su predicamento en EEUU. Un artículo publicado el miércoles en The New York Times lo describe como "un placer inconfesable", una bebida "maravillosamente refrescante".

Y sospechosa, claro, en algunos círculos. "He recibido más de unas pocas miradas escépticas en los bares de Nueva York", escribe la crítica de bares, Rosie Schaap. "Pero no siento un ápice de culpa al pedir este clásico del País Vasco".

Bajo el título ¿Vino y cola? Funciona , el artículo explica que la mezcla no tiene secretos. "No podría ser más fácil: partes iguales de vino tinto (algunos dicen que cuanto más barato, mejor, pero tú eliges) y cola". Schaap sugiere algunos toques para personalizarla, aunque dice que podrían incomodar a los puristas. Para darle "un poco de brillantez", aconseja un chorrito de jugo de limón, y "para vestirla", rodajas de naranja o limón. "El efecto resultante se parece sorprendentemente a la sangría, menos el troceado de las frutas o la espera". Y es energizante, gracias a la cafeína. "Es una bebida ideal para la tarde, cuando aún te queda un largo día, y la noche, por delante".

The New York Times no es el primer medio estadounidense que descubre este clásico de las fiestas de los pueblos y las noches peleonas. La revista Esquire , cuna del nuevo periodismo, la recomendó la primavera pasada vendiéndola como "la perfecta bebida para la playa", una "combinación deliciosa" cuando se mezcla con mucho hielo y a partes iguales vino y cola.

Unos días más tarde, The Huffington Post buceaba en sus orígenes y su expansión internacional. Según el artículo, el calimocho se ha consumido de forma generalizada en España desde los años 70, especialmente en el País Vasco. Originariamente, asegura, se le llamaba Rioja Libre o Cuba Libre del pobre, pero fue rebautizado en 1972 durante unas fiestas vascas.

La bebida, sostiene el texto, fue adoptada en otros países, sobre todo en Europa del este. En Rumanía se la conoce como motorina (diésel); en los países de la ex Yugoslavia, como bambús (bambú), y en Hungría la llaman vadász (cazador). Para los días cálidos del verano, continúa, hay pocas bebidas más refrescantes, y en España "es todavía más popular" que la sangría, "especialmente entre los adolescentes (sí, los chavales beben en España)".

La página de blogs y agregador de contenidos de Arianna Huffington explicaba que el calimocho "combina dos bebidas que mucha gente nunca mezclaría, la Coca-Cola y el vino tinto barato. Puede que suene raro, pero no la descartes hasta que la pruebes".