Estados Unidos confirmó ayer el primer caso de infección de coronavirus. Se trata de un viajero que voló desde China al estado de Washington y que ha sido diagnosticado en Seattle.

La epidemia avanza sin bridas en China a pesar de las medidas de control. Los datos oficiales hablan de 300 casos repartidos en media docena de ciudades mientras otros cálculos sugieren muchos más. Son ya seis muertos cuando se acerca el éxodo de las vacaciones anuales. El cuadro empujó al presidente Xi Jinping a exigir «esfuerzos decididos» para frenar la crisis.

La guerra más cruda se libra en Wuhan, capital provincial de Hubei y epicentro de la epidemia. Las imágenes muestran desierto el metro de esta ciudad, con una población mayor que Nueva York y que concentra 270 de los 291 casos detectados. Hay más confirmados en Shanghái, Pekín y la provincia de Guangdong, y se examinan a enfermos en otras cuatro provincias. La epidemia había saltado a Corea del Sur, Tailandia y Japón, ayer se supo de otro caso confirmado en Taiwán y Australia ha sometido a cuarentena a un enfermo.

Algunos cálculos son todavía más sombríos. La Universidad de Hong Kong cree que el coronavirus ya ha alcanzado una veintena de ciudades.