"Para comenzar con la ‘dieta del engorde’ es imprescindible salir de casa y hospedarte en algún lugar con playa o piscina y chiringuito cerca de manera que puedas realizar la rutina diaria en un máximo de 100 pasos al día. La dinámica es muy sencilla: desayuno, hamaca, piscina, aperitivo, piscina, hamaca, almuerzo, hamaca (siesta), piscina, cena, copa, cama…. y vuelta a empezar. Importante ir siempre en chanclas para evitar tentaciones", resumen las autoras del blog 'Que vienen curvas'.

El humorístico propósito trasluce una de las realidades veraniegas: el abandono de las rutinas deportivas o el gimnasio, o de la querencia por el sofá, el ‘sofing’, por una nueva perspectiva de no moverse de la hamaca o la tumbona, algo vivamente desaconsejado por médicos y dietistas. "Hay que hacer un poco de ejercicio físico todos los días. Un paseo en bicicleta a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, moverse en la piscina o en el mar, nadar, jugar a palas, caminar… Son cosas que se pueden hacer para mantenerse en forma y que son agradables", recuerda la doctora Assumpta Caixàs, del grupo de obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

METAS ASEQUIBLES

El cambio de lugar de residencia o de hábitos supone en muchos casos el abandono del gimnasio, que en estos días buscan compensar con turistas o residentes temporales el descenso de clientes. Pero también es una oportunidad para apuntarse a otras actividades, como natación, zumba y otros bailes en la playa o en el hotel de vacaciones.

"Tampoco hay que obsesionarse con querer hacer lo que no se ha hecho en todo el año. Si nos planteamos metas deportivas excesivas, como subir una montaña o ir a hacer excursiones de kilómetros, no solo nos cansaremos demasiado sino que podemos tener problemas de capacidad pulmonar o cardíaca. Un reto deportivo requiere una planificación previa. Estos días queremos ir a jugar al fútbol o ir en bicicleta con los niños, y luego ves a los pequeños frescos y a los padres jadeando”, señala el doctor Marc Tarín, médico de familia y miembro de la junta del Collegi de Metges de Barcelona.

El facultativo también insiste en la importancia de una buenahidratación, sobre todo en ancianos y niños. "A los mayores la temperatura extrema los descompensa. Además, con los años se pierde la sensación de sed, pero el cuerpo lo necesita para funcionar bien. Es frecuente que lleguen a la consulta ancianos aparentemente enfermos que en realidad están deshidratados", comenta Tarín.

Sobre la cifra de los dos litros de agua diarios, el médico admite que "hay que vender una cantidad pero hay que adaptarla a la demanda. Mejor que beban un litro real a que se propongan beber dos litros y que no lo hagan".