El Ejército británico llamará la atención al príncipe Enrique de Inglaterra por las juergas nocturnas regadas de alcohol que el joven protagoniza en locales de Londres un mes antes de viajar a Irak para combatir junto a las tropas de su país.

Esta reprimenda, que anuncia hoy el vespertino británico "Evening Standard", se producirá después de que, de nuevo, el príncipe fuera fotografiado el pasado fin de semana con signos de haber tomado alcohol, algo que se repite con cierta frecuencia y que recogen puntualmente los medios de comunicación del Reino Unido.

"Harry no se está comportando como corresponde a un miembro de la Familia Real, y no digamos ya como un oficial del Ejército. Lo que hace es comprometer su seguridad y la de los demás. Se están gastando absurdas cantidades de dinero para garantizar su seguridad las 24 horas del día", según Dai Davies, antiguo jefe del equipo de seguridad del príncipe.

"Es muy difícil, si no imposible, para los encargados de la protección de la Familia Real desarrollar su trabajo si Harry se emborracha en las discotecas, donde puede estar rodeado de gente armada o que se droga", añade.

Según el vespertino, las juergas del príncipe Enrique, de 22 años de edad, se han convertido en un asunto cada vez más embarazoso para la Familia Real y el Ejército, por lo que sus oficiales tienen pensado echarle una "dura" reprimenda.

Enrique, que tiene el rango de subteniente en la división "Blues and Royals" del Ejército británico, viajará en los próximos días a Irak para dirigir las operaciones de un equipo de doce militares desde un tanque Scimitar en una de las zonas más peligrosas del país árabe.

Por esta misión de seis meses, que el propio Enrique solicitó, el hijo menor del príncipe Carlos y la fallecida Diana de Gales recibirá una soldada de 2,27 libras (3,38 euros) la hora.