España, Alejandría, Filipinas. Este es el trayecto que recorren Las filipinianas en la segunda mitad del siglo XIX. Inma Chacón sigue a una familia aristócrata desde su estancia en Toledo a la convulsa colonia asiática, en el momento en que España está a punto de perderla.

--Ha buceado en su historia familiar para escribir esta novela.

--Mi tatarabuelo era cónsul en Alejandría y de allí partió a Manila para trabajar como organista acompañado de sus cinco hijas, que se enamoraron en la travesía. Eso en sí es una historia novelesca, en la que me inspiré para crear personajes de ficción.

--Que será una saga.

--Sí, habrá otras dos novelas, que cubrirán el siglo XX. Será un fresco de la vida cotidiana, más que de la Historia. Quiero contar cómo vivía la gente en esa época.

--En Las filipinianas dibuja a mujeres fuertes en un mundo de hombres.

--Vivían limitadas en el espacio que les permitían los hombres.

--Pero sucumben al amor.

--El amor siempre es así, te hace sucumbir, te anula la razón. Y en mi novela, el amor es un elemento importante.

--La novela reivindica la masonería.

--Quería poner un grano de arena para librar al término de masón, de masona especialmente, de la carga negativa que tiene en España, pero no en otros países. Aquí ha estado perseguida, ha tenido un halo de oscurantismo, de secretismo; pero los masones son gente corriente que defienden la libertad y la igualdad. Entonces era normal que participaran en los movimientos de liberación de las colonias españolas: confluían sus intereses con los de los que los protagonizaron.

--El personaje femenino de Munda se dice masona, pero critica actitudes que malbaratan el sentido de la masonería.

--Ella idealiza a las personas que quiere y cuando se da cuenta de que son de carne y hueso se desinfla y busca la razón de ello en los errores de los otros. Es dura con quienes juzga.

--Ha escrito fundamentalmente un relato de amor y aventura.

--Hay elementos de amor, de aventuras, de la vida cotidiana y sus costumbres, y retazos de la vida de familia.

--El siglo XIX es un siglo poco conocido por los españoles.

--Es un siglo muy convulso. Cambiaron decenas de gobiernos, casi uno por año. Y España no se subió al tren de la revolución industrial. El 70% de la gente era analfabeta y sin embargo se daba un aire de grandeza que se vino abajo cuando se perdieron Cuba y Filipinas.

--Esta es su segunda primera novela. La princesa india fue una promesa a su hermana Dulce (la escritora muerta en el 2003).

--Solo yo soy responsable de mi primera novela. Ella no escribió nada. Fue difícil para mí, porque era un homenaje a mi hermana, que estaba en todo lo que escribí: en el nombre de la princesa o hasta en el lugar donde sitúo la novela. Las filipinianas es otra historia. La he escrito porque me apetecía escribirla no por una promesa a Dulce.