--Usted y sus conocidos familiares hicieron famosa una frase... ¿Cómo está usted?

--Yo estoy muy bien, muy contento por pasar por Extremadura y por Mérida una vez más. Por cierto, cómo ha crecido esto.

--¿Va a pasear su humor por Extremadura?

--Sí, estamos haciendo una mini gira por aquí. El pasado año estuvimos también en Mérida y nos fue muy bien. Este año hemos cambiado de espectáculo y está gustando, ese es el motivo de encontrarnos por estas tierras.

--Son muchos años haciendo reír a pequeños y mayores.

--Toda la vida, desde que nací. Desde que me sacaron chiquitito de un bolsillo de un traje de mi padre hasta ahora.

--¿Cómo se siente uno cuando lleva décadas llamándole payaso?

--Para mí no es un insulto, al contrario, es un orgullo. Sin embargo, a los que les molesta es a los políticos.

--El mundo está para echarse a reír o para no dejar de llorar?

--Hoy en día está para echarse a llorar. Gracias a los payasos, que somos el otro lado de la moneda y queremos no tener dolor, no tener guerra para que todo el mundo sea feliz. Tendría que haber muchos fofitos.

--De un consejo para ser feliz.

--Creo que si hubiese más gente que se pintara la cara y pudiera robarle una sonrisa a una persona, seríamos mucho más felices.

--Y fuera del circo, ¿hay muchos payasos?

--Más de lo que la gente piensa.

--¿La risoterapia, ahora tan de moda, se inventó en el circo?

--Lo inventaron los médicos, que se dieron cuenta que cuando Fofito o los Payasos Sin Fronteras iban a visitar a los niños, pasaban un día mucho más tranquilo y sosegado. Hay estudios que prueban que la risa es muy sana.

--Pero quizá le pueda quitar negocio.

--No, a lo mejor tendré que ir con un estetoscopio, una jeringuilla muy grande y una bata blanca. Pero está estudiado que cada vez que vamos, los niños lo pasan mucho mejor.

--¿Se siente a veces como un psicólogo?

--Sí, hemos tenido casos, pero no son cosas para contarlas en la prensa. Varias veces he tenido que estar con criaturas que le quedaban horas de vida, que han pedido conocer a Fofito, que le ha cantado una canción, le ha robado una sonrisa, y al finalizar y quitarme la nariz y la peluca esa niña ya había fallecido. Pero eso son muy contadas veces y son cosas que se llevan en el corazón. Pienso que esa persona está ahora contenta y cantando con mi padre en el cielo.

--¿Es feliz haciendo feliz a los demás?

--Sin duda. A mi me para la Guardia Civil en carretera y por ser Fofito ya se están riendo. Pero, no es para reírse porque la multa la voy a pagar yo, les digo. Me ponen la denuncia como a un ciudadano cualquiera, pero les hace gracia que sea Fofito. Siempre es bonito que te conozcan y se rían por ser Fofito.