Las bebidas de cola no son imprescindibles, pero pueden ocupar un lugar en la alimentación y aportar una sensación agradable. Aunque mejor que no estén en los centros de primaria y secundaria. Está bien que los jóvenes, y los mayores, entiendan que la bebida principal debe ser el agua. Sin embargo, en un mercado libre los escolares seguirán encontrando todas las variantes de Coca-Cola. Por eso el efecto real de ciertas acciones restrictivas es dudoso. Las medidas para limitar la oferta o modificar algunos alimentos y bebidas para ayudar a reducir la obesidad pueden ser necesarias, pero también ingenuas. Lo que debe hacerse es cambiar de hábitos alimentarios y de estilo de vida.

*Catedrático de Nutrición