Blanca Holguín tiene 21 años y le quedan un par de cursos para acabar Derecho en Cáceres. Rubia de ojos verdes, mide 1,70 y pesa 50 kilos. No cumple por cuatro centímetros las medidas para desfilar en una pasarela, aunque ya lo ha probado. Ahora alterna la universidad con trabajos esporádicos para una agencia madrileña de modelos y ha sido la representante española en el certamen de belleza Miss Globe Internacional 2007, celebrado en Tirana, la capital de Albania, en septiembre pasado. Ganó la representante de Brasil.

Si echar un vistazo a su foto en la revista oficial del concurso es desolador por la pésima calidad de la imagen, una conversación con ella descubre a una joven sencilla, cercana y muy familiar. Se le nota el amor por sus padres. Su único hermano mayor la espera en Madrid para darle cobijo cuando tiene la suerte de trabajar en alguna producción de moda. Aunque tiene claro que quiere ser abogada, Blanca quiere aprovechar los años que tiene por delante para disfrutar del momento. "Cuando vas a un casting te ven y, si no les gustas, adiós", reflexiona para admitir que puede ser un ejemplo de la "superficialidad" de su oficio. "Por encima de todo, es trabajo", concluye.

Admiradora de Esther Cañadas y Kate Moss, la experiencia en Albania le ha servido para conocer otro país del mundo y convivir con otras aspirantes a convertirse en misses mundiales, sobre todo las latinas por el idioma. Todavía recuerda la extrema delgadez de algunas participantes y tiene claro que las modelos deben trabajar dando una imagen de salud, lejos de la anorexia: "Para desfilar, una chica debería tener cuerpo, no huesos. No me parece bonito para nada", asegura, para mostrar su escepticismo sobre el índice de masa corporal exigida. El certamen de Albania fue un ejemplo ya que ni pesaron a las participantes. Solo le valió la ficha de su agencia para competir.

Una llamada sorpresa

Pero el mejor sabor que le ha dado la moda han sido los desfiles con el prestigioso diseñador José Ramón Rocabert. Su exigencia inicial fue un acicate para participar en producciones para firmas inglesas. Todo, en el único año que acumula de carrera tras la sugerencia de Marco, un amigo también modelo que le convenció para que se hiciera su primer catálogo de fotografías. "Fue una sorpresa porque no me esperaba la llamada de la agencia. Luego me gustó", explica.

Sin novio y un grupo de amigas fieles en la capital cacereña, a esta embajadora de ojos verdes le gusta disfrutar con ellas de su tiempo libre. Reconoce ser muy casera y no tiene intenciones de moverse de la ciudad aunque admite que, si quiere continuar con su carrera de modelo, tendrá que irse a Madrid a continuar su formación. "Tengo trabajos que pierdo porque no puedo ir. No se puede estar todo el día yendo y viniendo", asegura. De momento, ya ha comenzado a andar. El tiempo corre a su favor. Blanca decidirá.