Dos semanas después del devastador incendio, el Windsor sigue siendo noticia. Mientras los responsables de Urbanismo explicaban que 50 operarios llevarán a cabo la demolición y que costará 17,5 millones de euros, fuentes policiales subrayaron que una trabajadora de Deloitte estuvo trabajando la tarde del incendio en la planta 21, donde se originaron las llamas. A preguntas de los agentes, la mujer respondió que había fumado esa noche, pero que apagó bien los cigarrillos.

Una vez finalizada su tarea, la trabajadora de Deloitte abandonó el edificio antes de las once de la noche. Supuestamente, la alarma antiincendios sonó a las 23.06 minutos, aunque otras fuentes señalan que fue a las 23.15. A pesar de la rocambolesca historia que rodea al Windsor, la policía se inclina cada vez más por pensar que el suceso se debió a un hecho fortuito.

50 PERSONAS Una vez terminadas las diligencias judiciales en el interior del rascacielos, éste comenzará a ser demolido hoy. Un grupo de 50 personas, encabezado por el jefe del departamento del Control de la Edificación del Ayuntamiento de Madrid, Emilio García de Burgos, trabajarán día y noche para destruir el gigante abrasado. La demolición durará entre 10 y 11 meses y será supervisada por tres arquitectos y 11 aparejadores.

La compleja operación costará 17,5 millones, algo menos de lo que se dijo al principio. Los gastos deberán ser abonados por la propiedad del Windsor, la familia Reyzábal.

Lo primero que se demolerá será la chatarra acumulada en las plantas intermedias del rascacielos. Más tarde, los operarios destruirán la grúa ubicada en la azotea. Posteriormente, derruirán el resto del edificio. Toda la operación se hará desde fuera --ningún operario entrará en el inmueble-- y de arriba abajo. Si en algún momento los arquitectos ven necesario hacer algo dentro, no serán personas sino robots los que, cogidos por una grúa, se introduzcan en en el esqueleto del Windsor.

El equipo de demolición cuenta con cuatro grúas gigantes. Gracias a ellas, los obreros se montarán en unas cestas metálicas y subirán a la fachada del Windsor. Una vez allí, cortarán las piezas con una técnica que todavía está por determinar: sopletes, lanzas térmicas o agua a presión. Mientras tanto , otra grúa agarrará la pieza y, una vez cortada, será bajada al suelo. Así, pieza a pieza, todo el edificio, que tiene 28 plantas y cinco sótanos.

El derrumbe total del Windsor está ya descartado. No así, sin embargo, los desprendimientos parciales.