Lejos de ser un centro de trabajo tranquilo y sin sobresaltos, el cementerio de San Juan, conocido en Badajoz como el cementerio viejo, es un lugar muy transitado. De ello da testimonio Antonio González Carretero que en sus 22 años como sepulturero ha enterrado a miles de pacenses.

--¿Sigue viéndose el cementerio como un lugar siniestro?

--No, no. Ya la gente viene a pasear como si fuera un parque más de la ciudad. Se ha perdido el temor, y viene gente joven a ver lápidas y panteones, a curiosear. Además tenemos a los fijos, que vienen a diario. Pasa mucha gente porque tengo una media de 30 a 40 entierros diarios.

--¿Cómo le ve la gente?

--Todavía nos mira como si fuésemos unos tirados, pero a la hora de la verdad es a los sepultureros a los que vienen a pedirnos favores. Hay muchos que se mofan de nosotros y alguna vez te tienes que encarar.

--¿Qué tal es este oficio?

--Cuando entré me quería ir. Me tiré 15 días sin ser capaz de comer. Si no hubiese sido por los compañeros, que me animaron, me hubiera ido. Lo que más te impresiona es abrir un nicho, no sabes lo que te puedes encontrar, puede aparecer un cuerpo aún fresco, o momificado,.. de muchas maneras. Eso impresiona mucho. He pasado aquí momentos muy malos.

--¿Algún recuerdo especial?

--Hice el entierro de los niños que mataron en la barriada de Antonio Domínguez y se me caían lagrimones como puños cuando tuve que meter los juguetes de los niños en los nichos. Es ahora y me cuesta mucho. También he tenido a un compañero que se me murió aquí, en la puerta, hace cinco años, cuando volvimos del desayuno. Tengo aquí a mi padre, a mis abuelos y a algún sobrino, mi madre está aquí desde hace cuatro meses,...(se emociona) eso es bastante duro.

--¿Ha sentido miedo?

--Tengo más miedo a los de fuera que a los que están dentro. He encontrado en varias ocasiones cacerolas con pollos, limones con trapos negros,... de gente que hace brujería. Personalmente para mí eso son tonterías, aunque son cosas que me impresionan. El cementerio suele atraer a gente rara y a pirados.

--Al margen de esto, ¿nunca vio algo fuera de lo común?

--No, en todos estos años nunca vi nada paranormal.

--¿Desea que le entierren aquí?

--A mí que me quemen y que tiren mis cenizas sobre las encinas, así evito que mi mujer salga de aquí con novio (bromea). Nosotros hemos visto salir de aquí a parejitas de viudos y viudas que han terminado casándose.

--¿Tiene miedo a la muerte?

--¿Yo? Yo no quisiera morirme nunca.