"La gente pensaba que Toni y yo nunca podríamos llegar a tener una relación sexual completa, pero yo estaba segura de que no sería así". Esto lo dice Adriana Maciel, argentina de 50 años, cuyo esposo Toni Molina va en silla de ruedas debido a una parálisis cerebral desde los 3 meses. Toni, también de 50 años, ha estudiado filología y actualmente organiza rutas adaptadas para personas discapacitadas, pero, para él, lo más importante es su mujer, quien le ha enseñado a querer y a vivir la sexualidad en su plenitud.

Toni y Adriana se conocieron a finales del 2008. Ella era su cuidadora, y lo que parecía ser una bonita amistad, se convirtió en amor. Ahora ya llevan cuatro años juntos y hace justo dos meses se casaron en Vic, localidad donde Toni tiene sus raíces. "Fui yo quien le pidió salir y también quien le propuso el matrimonio, ya que él no se acababa de fiar", dice Adriana entre risas. "No es que no me fiara", corrige Toni. "Yo tenía un concepto de relación muy distinto al que tengo ahora, ya que siendo consciente de mi situación, creía que tal cual empezaba, acabaría pronto", concreta el filólogo. Aún así, Toni tiene miedo al abandono, ya que "en caso de que la pareja lo deje, la persona discapacitada no tiene autosuficiencia para cuidarse".

Vida sexual

Ambos viven en un piso barcelonés de protección oficial. Apenas llega a los 35 metros cuadrados, pero dicen que tampoco necesitan más. Una vez vieron que se entendían en la convivencia, Adriana quiso probar si podían tener también vida sexual. "¡Y vaya que si podemos!", exclama Adriana. "Cuando estoy con él en la cama --prosigue la mujer-- no veo la silla, deja de existir".

La pareja coincide en que el diálogo es imprescindible para poder avanzar en la relación. "Es importante saber qué siente y qué no en cada momento", especifica Adriana. Y otro elemento que influye mucho es la mentalidad. "A través de la cabeza puedes canalizar muchas cosas", añade Toni.

Pero Toni, que afirma ser realista, intuye que algún día no podrá satisfacer sexualmente a su mujer. "Llegados a ese punto, estaría dispuesto a tener una relación abierta para que ella practicara sexo con otros hombres", explica el cincuentañero, aunque ella deja claro que en ningún momento se lo plantearía.

A pesar de la parálisis cerebral de Toni, se consideran una pareja todo terreno y aventurera. De luna de miel se fueron a Madrid y ya tienen organizado un viaje en globo para el próximo mes de julio. Con la misma naturalidad hablan de sexualidad, ya que opinan que es algo que se debe tratar con espontaneidad.

Experimentar, la base

"Sexualmente te tienes que adaptar a su situación, es obvio", afirma la mujer, pero lo único que se necesita para que la chispa no desaparezca es "tener ganas de experimentar, eso sí, sin prisas", añade Adriana. Es este último matiz el que remarca Toni. ya que destaca que gracias a su mujer ha aprendido a ser paciente en las relaciones. Toni también ha enseñado cosas a Adriana. "He descubierto muchas cosas nuevas sobre el sexo", concluye su esposa.