--¿Qué sensación tiene tras la muerte de López Vázquez?

--De una gran orfandad. Se ha muerto uno de los más grandes de la interpretación de todos los tiempos. No éramos amigos íntimos, pero trabajé con él muchas veces. Y para mí siempre ha representado el esfuerzo personal, el compromiso profesional, la creatividad. Lo más importante, lo que nos quedará siempre son las emociones que nos ha transmitido con todos sus personajes. Nos va a costar muchísimo encontrar a alguien como él. No va a ser cosa de una generación, sino más, encontrar a alguien como López Vázquez, Fernán Gómez o José Bódalo. Grandes actores con una dedicación completa a este oficio, todo esfuerzo y creatividad.

--¿Cómo recuerda el rodaje de Y tú quién eres?

--Divertidísimo; disfruté mucho con él y con Manuel Aleixandre. Cuando terminaba mi trabajo, no me iba a casa, sino que me sentaba en una silla y les veía trabajar. Aleixandre es alguien que actúa con las tripas; José Luis era más de composición minuciosa. Y el resultado es arte tal y como le llega al espectador. Dos formas de actuar sublimes.

--Visto en pantalla, da la impresión de que López Vázquez era como sus personajes, que su expresión era algo natural.

--Era muy autoexigente y estricto en su trabajo. No había detalle del que él no estuviera pendiente y lo asimilara en su interpretación. En el resultado final había un trabajo de días y horas en casa de ensayos minuciosos. En eso era un actor total.

--¿Volveremos a ver algo parecido?

--Creo que es irrepetible, como muchos de los actores de su generación. Creo que será así porque la sociedad cambia, a mejor sin duda, pero son otras las circunstancias. Los actores ahora vivimos mejor, tenemos más presencia en los medios, podemos abrir debates o reflexionar en voz alta de muchas cosas. Ahora el actor está más cerca de la sociedad. Antes solo vivía en ese mundo del espectáculo.

--Era una dedicación a tiempo completo. López Vázquez llegó un año a rodar nueve películas.

--Ja, ja, ja... Sí, además de para ganar dinero le sirvió para afianzar su profesionalidad. Era un hombre que pensaba en todos los detalles del personaje, hasta si le iba mejor un pañuelo de rayas o liso en el bolsillo de la chaqueta, aunque después no se notara en la pantalla. Pero para él era un elemento en la composición del personaje y era muy exigente y minucioso en los rodajes. Y eso lo hacía con una gran generosidad hacia sus compañeros. La verdad es que te enorgullece pertenecer a una profesión así.

--¿En otro país le hubieran sacado más partido?

--No creo, tendría más dinero, un helicóptero, más casas, pero el arte no está en función de eso. Sí creo que en Estados Unidos le hubieran dado un Oscar, porque compuso cientos de personajes. Para mí, que soy autodidacta, eso es el súmmum de la perfección. Recuerdo una anécdota. Viviendo yo en Italia, me llegó un guión de Berlanga y se lo presentamos a un productor para ver si lo podría interpretar Alberto Sordi. El productor nos contestó: "¿Teniendo ustedes a López Vázquez?".