Qué le ha visto la tonadillera Isabel Pantoja a Julián Muñoz? El alcalde de Marbella, que haciendo honor a su maestro Jesús Gil mezcla sus intereses privados con los asuntos públicos, no es un hombre de fiar y menos para una mujer como Isabel Pantoja que, desde que se quedó viuda, nunca ha permitido que sus asuntos privados interfieran en su personaje público.

Cuentan que Pantoja sólo pretendía tontear con Muñoz a fin de camelárselo para conseguir el contrato de imagen de Marbella. Este, deslumbrado por la estrella y por la mujer, le prometió el oro y el moro. Cuando la cantante vio que la cosa se le iba de las manos, intentó frenar a su pretendiente poniéndose digna y exigiéndole que se separara de su mujer. Sorpresa: Muñoz, contra lo que suelen hacer en estos casos los hombres casados, en vez de darle largas a la amante, le dio puerta a la esposa. Y ahí empezó el lío.

El último capítulo de la historia se ha escrito este fin de semana a las puertas de la finca Cantora, situada en la provincia de Cádiz. Isabel Pantoja, harta de tener a los pararazzi espiando sus movimientos dentro del límite de su propiedad, salió como un toro --vestida con un chandal Calvin Klein, eso sí-- dispuesta a quitarle la cámara a uno de los intrusos. El arrebato de Isabel se ha interpretado como su temor a que el citado reportero hubiera captado imágenes de Muñoz dentro de la finca. Para acabarla de arreglar, caída la noche, la secretaria de la cantante abandonó Cantora conduciendo un coche en cuyo asiento posterior descansaba un sospechoso bulto con forma humana tapado con una manta roja. Realmente, ¿en qué está pensando Isabel Pantoja?