Es una de las caras más mediáticas de la pandemia. José Antonio López Guerrero (Madrid, 1962) es profesor de Microbiología en la Universidad Autónoma de Madrid y director del grupo de investigación de Neurovirología. Pero también es divulgador científico y autor del libro Virus: ni vivos ni muertos. Aunque nació en la capital, prácticamente toda su familia procede de Esparragalejo (Badajoz), donde pasó todos los veranos de su infancia. Hace dos años fue el pregonero de las fiestas y nunca ha perdido la vinculación ni el cariño por su pueblo. «Me siento extremeño, me siento de mi pueblo», reconoce.

Más allá de sus raíces, López es un experto en el campo de la virología. Mientras estudiaba la carrera de Biología, su profesor de Microbiología se fijó en sus notas y le ofreció entrar en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa con una beca de investigación en el año 83. «Ahí empecé en un laboratorio a investigar con el virus de la poliomielitis», recuerda. Desde entonces no ha dejado de estudiar a los virus. Tras la polio, investigó en Alemania el parvovirus, «un virus que ataca las células tumorales» y en la actualidad está centrado en la implicación del virus herpes en problemas neurodegenerativos. «Ahora soy algo así como neurovirólogo».

-La mayoría de las personas estamos conociendo ahora qué es un coronavirus, pero ¿a usted le está sorprendiendo el comportamiento de este coronavirus?

-Me está sorprendiendo su capacidad de dispersión y se debe a que el virus tiene unas mutaciones muy específicas en su espícula, en la llave del virus que se une al receptor de la célula a la que va a infectar, pues se han visto unas mutaciones específicas que le confieren un comportamiento ventajoso y una mayor capacidad de dispersión. Han sido mutaciones al azar que se han producido para nuestro perjuicio. Por lo demás, hay muchos coronavirus ya circulando entre los humanos y no me sorprende que sean tan versátiles.

-¿Es normal su virulencia?

-No se verá con tanta virulencia cuando se pueda saber exactamente la epidemiología de toda España.Hay algunas predicciones que dicen que podríamos estar infectados hasta siete millones de españoles. Yo apuntaba en torno al millón, millón y medio de españoles. Si el estudio de una universidad inglesa está en lo cierto, la virulencia del virus sería muy baja, 7 millones de infectados con los muertos que llevamos, que en desgracia siempre son muchos, hace que la virulencia sea más baja de lo que presuponíamos. En cualquier caso, toda la población está inmunológicamente virgen para este virus por lo que, aunque tenga poca virulencia, infectando a mucha población al final se producen, por desgracia, fallecimientos y si todos son localizados en un momento puntual, pues colapso sanitario como estamos viendo.

-En Extremadura son ya 152 fallecidos y más de 1.600 infectados. ¿Es mayor el número de muertes y contagios? ¿Se puede estimar cuál es la realidad?

-Se podría multiplicar fácilmente por 10, 20 o 30 el número de casos si las estimaciones son más optimistas o más pesimistas. Pero en realidad pensar que hay 30 veces más infectados no es mala noticia, eso significa que el virus es menos virulento de lo que pensábamos.

-Esa estimación supondría que en Extremadura habría entre 16.000 y 50.000 infectados.

-Es la estimación de un estudio del Imperial College de Londres, a través de una serie de algoritmos matemáticos. A nivel español dice que el 15% de la población podría estar contagiada, eso no quiere decir que el contagio sea el mismo en todas las comunidades. No creo que sea extrapolable, pero sí tengo claro que en cualquier caso las cifras de infectados oficiales están muy infravaloradas.

-¿Cuando en los datos oficiales decaigan los contagios se puede decir que estamos ganando? ¿O existe riesgo de que la vuelta a la normalidad haga resurgir al virus?

-Todos los virólogos tenemos claro que este virus ha venido ya para quedarse. Después de esta primera oleada, seguramente venceremos, alcanzaremos un gran número de la población protegida. La idea es intentar hacerle frente, que los casos sean paulatinos para no colapsar los hospitales y que cuando el virus vuelva a aparecer, porque seguramente volverá a aparecer en la próxima temporada de otoño-invierno, pues que nos pille prevenidos. Hay que intentar distanciar los contagios lo más posible para no colapsar los hospitales hasta que finalmente tengamos tratamientos eficaces y, sobre todo, la vacuna que será la barrera definitiva contra la expansión del virus.

-¿Solo el confinamiento puede acabar con un virus de este tipo?

-Para estos virus que se transmiten tan fácilmente por contacto entre personas lo más eficaz es evitar el contacto. Por desgracia, no hay muchas fórmulas más allá del aislamiento e intentar prevenir esa transmisión. Todo esto hasta que tengamos mejores fármacos y una vacuna.

-¿Con las altas temperaturas podremos decir adiós al covid-19?

-Si se comporta como otros coronavirus previos o como los coronavirus catarrales, pues debería tener un comportamiento estacional apareciendo en una época del año que puede ser desde principios de otoño hasta final de primavera, incluso alguno puede llegar hasta principios de verano. Y si se comporta así este virus habría que esperar que con las altas temperaturas y los días de más luz la tasa de transmisión del virus baje bastante y tengamos un verano un poquito más tranquilo, pero puesto que toda la población mundial es ahora inmunológicamente virgen se seguirán dando algunos casos en verano y esperemos que pocos y controlados. Si el virus se comporta como estacional con el frío de la próxima temporada volverá a emerger.

-¿Cree que será necesario más tiempo de confinamiento?

-Estoy convencido de que hará falta más tiempo de confinamiento y lo estamos viendo en Italia. Creo que hasta bien entrado mayo no empezaremos a tener movilidad, no sé si a finales de abril si vemos que la curva de infecciones y de nuevos casos baja drásticamente, a lo mejor se relaja alguna medida, pero desde luego una apertura total y volver a la normalidad precoronavirus, yo creo que en lo que queda de año difícilmente lo vamos a ver. Quiero estar confundido y que tengamos un verano tranquilo sin casos, pero para ser eficaz y eficiente no podemos deshacer eliminando las normas que nos están llevando a dominarlo por una sensación de claustrofobia social. Tendremos que tener paciencia y responsabilidad entre todos.

-¿Se podía aventurar una crisis de estas magnitudes?

-Ha habido muchas señales en el pasado de posibles pandemias que al final se pudieron controlar. El ébola hace poco, la gripe A, gripes aviares, el SARS en 2002 en China. La verdad es que muchos virus como este existen en muchos animales salvajes, en murciélagos, se han visto ahora en pangolines malayos. Pensar que algo así podría ocurrir en el mundo de la virología era bastante factible y pensar que podrá volver a ocurrir en un futuro también es bastante previsible. La historia es que esperemos que esta gran crisis mundial haga un gran cambio de paradigma en los políticos, en la cultura, en la ciencia, en la sociedad para que nos pille mejor preparados.

-Como experto, ¿qué es lo que más le preocupa ahora?

-Me preocupa que las vacunas tarden en llegar, que las vacunas y los tratamientos sean efectivos, que se puedan comprobar con los análisis y fases clínicas que son realmente efectivos y seguros. Que la precipitación por poner en el mercado un producto por la emergencia mundial no del todo testado podamos al final tener un problema mayor que la propia infección del virus. Me preocupa que realmente cuando levantemos todas las medidas cautelares tengamos controlada la dispersión del virus y que los políticos no aprendan de esta crisis para dar más dinero a la investigación y a la sanidad para futuras posibles crisis. Me preocupa que los políticos sigan utilizando estas crisis mundiales, estos grandes problemas igual que hacían con el terrorismo o cualquier catástrofe, para sus vendettas y sus batallitas de egos y de renta electoral, eso me preocupa muchísimo.