El dispositivo montado para buscar a la mujer de 61 años desaparecida el pasado 25 de marzo en Caspe halló ayer su cuerpo sin vida en el interior de una estrecha cueva situada dentro del casco urbano de la localidad y con una entrada de solo medio metro de anchura. El hallazgo fue realizado por bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) a las 14.15 horas y efectivos de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Zaragoza terminaron la recuperación del cadáver a las 18.30 horas.

Ahora, la autopsia deberá determinar la causa del fallecimiento. El cadáver no presentaba signos de violencia, según apuntaron fuentes de la Benemérita, que indicaron que el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de la capital aragonesa.

Con el descubrimiento del cadáver de la desaparecida se pone punto final a una operación de búsqueda que ha durado una semana y que ha rastreado tanto las calles de la localidad como sus afueras, ampliando el radio a medida que pasaban los días y haciendo especial hincapié en las zonas por las que se sabía que salía a pasear la mujer, siguiendo indicaciones de familiares y amigos.

En las tareas de rastreo intervinieron numerosos efectivos humanos y medios técnicos, como un dron que obtuvo fotografías aéreas que eran posteriormente analizadas y examinadas detenidamente. Asimismo, intervinieron perros especialmente adiestrados de la unidad canina de la Benemérita. Así se cubrieron en tota 1.400 hectáreas de territorio. Además de miembros de los bomberos de la DPZ y de la Guardia Civil, en el rastreo tomaron parte agentes de la Policía Local de Caspe, así como voluntarios. El dispositivo estuvo dirigido por la teniente del instituto armado responsable del cuartel de Caspe.

El hallazgo causó una gran conmoción en Bajo Aragón, que aguarda con impaciencia el resultado de la autopsia.