La Delegación del Gobierno inició ayer los trámites de repatriación de 13 inmigrantes que por la mañana alcanzaron en patera la costa mallorquina. La embarcación, de ocho metros de longitud y con un motor de 85 caballos, cubrió el trayecto en menos de un día, aprovechando el buen estado del mar y la proximidad geográfica. Un vecino de una finca de Cala Pi, Cas Guimarà, próxima al punto de desembarco en Llucmajor, alertó a la policía a primera hora, tras recibir la visita de cuatro de los pasajeros que le pidieron ayuda para desplazarse a Palma.

La Guardia Civil y la Policía Local de Llucmajor localizaron la barca abandonada y detuvieron a siete sin papeles . Los otros seis fueron interceptados en su camino hacia Palma. Las labores de rastreo persisten por si alguno ha huido.

Todos son varones de entre 22 y 33 años, presentaban buen estado de salud, iban aseados y algunos llevaban traje, dinero y móvil, pero no documentos y jugaron a la confusión sobre su origen: cuatro dijeron ser de Argelia; tres, de Marruecos; uno, del Líbano, y otro, de Irak, aunque se da por seguro de que se trata de argelinos que partieron de Dellys.

"Vienen a la isla con riesgo cero", advirtió el delegado del Gobierno, que quien recordó que el itinerario usado era una vía del comercio entre las 2 orillas del Mediterráneo.