La declaración final de la cumbre contra el hambre celebrada en Roma fue aprobada ayer por unanimidad sin que se aclararan ni el dinero que se aportará para combatir este problema ni el calendario exacto para aplicar las medidas. Es más, aún no se han visto los 13.400 millones de euros prometidos en julio por los países más ricos del mundo, el G8 (ausentes en esta cita).

"Las promesas hay que concretarlas", lamentó Jacques Diouf, director de la Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), subrayando que la primavera está a las puertas y también la siembra en los países pobres. "Hay que poner fin a esta vergüenza", subrayó el presidente egipcio, Hosni Mubarak.

"El problema es el monopolio diabólico de las semillas, que está creando un nuevo feudalismo", añadió el líder libio Muamar Gadafi. En nombre de la Unión Europea, José Manuel Durao Barroso se comprometió a entregar antes de fin de año el 85% de los 670 millones de euros presupuestados.

FOMENTAR LA AGRICULTURA Mientras las delegaciones de todo el mundo estaban reunidas, en el planeta murieron ayer 17.000 niños por hambre o mal nutrición y hoy morirán otros tantos. "Esto no es aceptable, tenemos que actuar" dijo con su voz comedida el secretario general de ONU, Ban Ki-moon. La resolución final no comprende ningún compromiso para proporcionar los 29.500 millones de euros en los que FAO cifra la solución del hambre de 1.100 millones de personas. Sin embargo, concreta el giro dado al problema: ayudar a los hambrientos a producir comida en lugar de enviársela.

El documento final implica a los países pobres a dedicar más dinero a la agricultura, a la comunidad internacional a reformar las estrategias y a aprobar sobre todo programas para "eliminar las causas de fondo del hambre y la pobreza", además de instar a los países ricos a mantener el compromiso de destinar en ayudas el 0,7% del PIB. Elena Espinosa, ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, ilustró las aportaciones españolas, que desde el 2004 aumentaron el 33,48% y que en los próximos cinco años se destinarán otros 1.500 millones.

Oenegés y altermundistas, reunidos también en Roma, denunciaron las distorsiones del mercado mundial de alimentos. Y coincidieron con el papa Benedicto XVI, que ayer dijo en la cumbre de la FAO que "la tierra puede nutrir suficientemente a todos sus habitantes" y que si no sucede es por el tipo de desarrollo impuesto por Occidente.