La enfermera imputada por la muerte del bebé Rayán, hijo de la primera víctima mortal por la gripe A en España, ha asegurado ante la jueza que instruye el caso que fueron los profesionales de la uci del Hospital Gregorio Marañón los que le pidieron que alimentara al pequeño, sin explicarle que debía administrar la nutrición por una sonda nasogástrica y no a través de la vena, como hizo.

Esta puntualización se contradice con el informe de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que indica que fue la enfermera la que se ofreció a hacer el trabajo.

Durante su declaración, el pasado jueves en el Juzgado de Instrucción número 53 de Madrid, la enfermera confirmó que el día de los hechos fue su primera jornada en la uci de neonatólogos, que junto con ella cubrieron su turno otras tres enfermeras y que a ella se le asignaron las tareas de auxiliar por su falta de experiencia. La enfermera, según la declaración, que ayer publicó ABC , siempre estuvo tutelada por otra compañera, hasta que sobrevino una urgencia que requirió la presencia del resto de sanitarias. "Y en ese momento, se le indicó que alimentara a Rayán sin advertirle de que utilizara la sonda nasogástrica", indica la declaración. La declarante argumentó que había alimentado a otros bebés por vena. Los bebés prematuros reciben alimentación por ambos conductos, pero la preparación que se les proporciona es muy distinta.

Antes de llegar a la uci de neonatólogos, la joven había hecho sustituciones en urgencias infantiles del Gregorio Marañón y en la uci de adultos del Hospital Doce de Octubre, de Madrid.