El sida ya no impide a los extranjeros visitar China. El Gobierno de Pekín levantó ayer la prohibición con un reconocimiento de culpa sin matices. "La medida, impuesta en su día por falta de conocimientos, es obsoleta y discriminatoria", dijo el director del Centro de Prevención de Enfermedades de Pekín, He Xiong. El veto se aprobó 20 años atrás, cuando China consideraba la enfermedad como un asunto exclusivo de extranjeros de vida disoluta. Mientras, decenas de miles de chinos se infectaban.

La ley prohibía hasta ahora la entrada a extranjeros con "enfermedades psiquiátricas y de transmisión sexual, lepra, sida o tuberculosis". La reforma mantiene en la lista las enfermedades mentales graves y la tuberculosis infecciosa. El levantamiento del veto a los enfermos de sida sigue las recomendaciones de los expertos internacionales, quienes sostienen que las restricciones solo son eficaces en las primeras fases de una epidemia. Pekín reconoció ayer que la prohibición había ayudado muy poco a reducir la propagación.

PRIMER CASO EN 1985 China acumula 49.845 muertes por VIH desde que el primer caso se detectó en 1985. El pasado año había oficialmente 740.000 infectados. Fuentes independientes calculan muchos más, ya que gran parte de los enfermos viven en provincias del interior.

Decenas de miles de empobrecidos campesinos se infectaron durante los 90 en la provincia de Henan cuando incrementaban sus magros ingresos a cambio de donar sangre una y otra vez a agencias que no respetaban las medidas de precaución más elementales. Gao Yaojie, una ginecóloga, fue la primera en descubrir que lo que les aquejaba era el sida, y su labor de información y prevención fue obstaculizada por las autoridades durante largo tiempo.

El mes pasado se desató la polémica cuando Robert Dessaiz, famoso escritor australiano, no pudo entrar en el país tras declararse portador del virus.