TEtl Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha vuelto a sorprendernos con otra de sus genialidades, si no la más genial de todas. No contentos con ir en ayuda de países que no lo solicitan, o de agravar situaciones internacionales ya de por sí difíciles de empeorar, ahora se descubre que intentaron fabricar una bomba de hormonas. Escrito así parece un parche para la menopausia, pero nada más lejos de la intención de sus creadores. La idea era producir un potente afrodisíaco que modificara la tendencia sexual del enemigo. O traducido, que consiguiera que un sargento feo, embarrado y con tripa cervecera te pareciera lo más cercano a George Clooney . O que convirtiera el campo de batalla en una orgía homosexual, cascos fuera, los uniformes sobran, y demás parafernalia.

Lo que no dice el informe, desclasificado ahora por el Acto de libertad de información estadounidense, es cómo actuarían los soldados americanos. ¿Aprovecharían para atacar en medio del fragor amoroso o acabarían por unirse y confraternizar sexualmente con el enemigo? Los altos mandos tienen claro que sucedería lo primero (por supuesto no hay homosexuales en el ejército americano) y que una bacanal y más del mismo sexo, acabaría por minar la moral del contrario. Yo, sinceramente, no lo tendría tan claro.

La verdad es que hay días en que las columnas se escriben solas y una no tiene ni que molestarse en sacar conclusiones. Es lo bueno del ejército americano, que te lo da todo hecho. Hasta la posibilidad bastante atrayente de verte envuelta en una orgía como quien no quiere la cosa. Están locos estos romanos.