El huracán Greta llegó a España y estuvo a punto de llevársela ella misma por delante. Cuando la pequeña activista sueca abrió la puerta del tren hotel que la transportó desde Lisboa se quedó ojiplática. Un enjambre de cien fotógrafos y cámaras la esperaban en el andén. En cuanto se atrevió a apearse apenas la dejaban avanzar. "Logré colarme con éxito en Madrid esta mañana! No creo que nadie me haya visto", ironizó en Twitter. La escena se repitió cuando se presentó por sorpresa en la Cumbre del Clima. Cualquiera diría que había llegado Madonna o Michael Jakson.

Con el periodista del rotativo sueco Aftonbladet que le acompañó en el vehículo eléctrico por el que se desplazó por Madrid se sinceró más que en la red social. "Es absurdo. Me río de eso. No entiendo por qué se ha vuelto así", confesó. Su padre fue más allá y habló de "locura total". "Nunca había visto algo así", reconoció.

Resultados para la Cumbre

Tanta locura le pasó factura al intentar incorporarse a la manifestación. Rodeada de medios y de seguidores, optó por no engancharse hasta el final. Un rato antes se había enfrentado también a una multitudinaria rueda de prensa con cerca de 200 periodistas en la Casa Encendida. Allí reclamó a los dirigentes mundiales que la Cumbre de Madrid debe tener "resultados concretos" porque "no podemos esperar más". "Los responsables políticos deben darse cuenta de la crisis climática, porque actualmente creo que no son conscientes de la magnitud que tiene", añadió.

No se anduvo con rodeos al responder a las furibundas críticas de dirigentes como Donald Trump y José María Aznar. "Están desesperados por silenciarnos", les espetó.Ambos líderes le recetaron que volviera a la escuela y ella reconoció que, efectivamente, "no es una solución sostenible que los niños dejen de ir a clase", pero la situación es de emergencia y "no podemos seguir así". "Nos encantaría ver algo de acción de los líderes políticos, porque la gente sufre y muere por esta crisis climática. No podemos esperar ni un minuto más", remachó.

Al hacer balance de su movimiento, consideró que "ha conseguido un montón de cosas", como incrementar el poder de la gente y generar opinión" pero al mismo tiempo se da cuenta que "no es suficiente", porque en realidad "no se ha logrado nada", dado que políticos siguen sin actuar.

En su comparecencia no escondió la incomodidad que le provoca acaparar el protagonismo exclusivo de un movimiento en el que se considera una más. Insistió varias veces en dar la palabra a los otros miembros de Fridays que le acompañaban y pidió a los periodistas que les dirigieran a ellos también la preguntas.

Protagonismo

"Una figura como yo no es mucho, soy una pequeña parte de un gran movimiento y sería bueno que hubiera más activistas", deseó. Sus compañeros españoles Shari Crespi y Alejandro Martínez, y la ugandesa Vanessa Nakate demostraron que su discurso puede contar tanto como el Greta. "Las empresas que patrocinan la Cumbre deberían dejar de gastar dinero en su imagen, en limpiar su basura en vez de arreglar la crisis que ellos mismos han creado", dijo Nakate.

En sus declaraciones al periódico sueco, Greta se mostró resignada. "Tan pronto como los medios escriben sobre mí, también tienen que escribir sobre la crisis climática. Si esta es una forma de escribir sobre la crisis climática, entonces supongo que es bueno", reflexionó.