Medio centenar de familiares y amigos acudieron hoy al entierro de Jacinta Gómez, la paciente de 77 años y natural de Cáceres asesinada el pasado jueves en la Fundación Jiménez Díaz, cuyos representantes no estuvieron presentes en el sepelio.

Tras pasar varias horas en la sala número 9 del Tanatorio Sur de Madrid, el cuerpo de Jacinta fue enterrado a las 12.30 horas en el nicho 188 de la zona B de la sección trece del Cementerio Sur, entre lágrimas y lamentos de las personas más allegadas.

El hijo de la fallecida, Francisco Javier Huertas, no quiso hacer declaraciones, pero señaló a Efe que ningún representante de la Fundación acudió al tanatorio o al cementerio a acompañarles en su duelo y tampoco se pusieron en contacto con él para darles el pésame por la muerte de su madre.

Visiblemente cansado y afectado por el suceso, Huertas anunció que la próxima semana buscará un abogado "de prestigio" para presentar una denuncia contra la Jiménez Díaz por los hechos acaecidos el pasado jueves.

En ese sentido dijo que los familiares de Leilah el Ouamaari, la otra víctima mortal, se intentaron poner en contacto con él durante el viernes para consensuar la demanda contra el centro hospitalario, aunque no hablaron.

La imagen más emotiva del sepelio se produjo cuando Francisco Javier Huertas se acercó a la lápida recién puesta del nicho de su madre y le dio un beso.

Jacinta Gómez era natural de Cáceres, tenía 77 años y tres hijos, dos mujeres y un hombre.

Su marido falleció el pasado año y, según su hijo, pasaba unos cinco días al mes en el hospital para seguir una tratamiento en los vasos sanguíneos.