Las familias de tres de los 45 ahogados en el naufragio ocurrido el 25 de octubre en Rota (Cádiz) pudieron ayer cumplir su deseo de enterrar a sus hijos en su tierra natal conforme a las tradiciones musulmanas. El ve- hículo de la funeraria andaluza encargado de repatriar los cadáveres comenzó su itinerario de entierros en Zrara, la pequeña aldea de la región de Beni Mellal de donde era originario Abdel Tunsi, de 18 años. Tras abandonar Zrara, la funeraria transportó el cadáver de Mustafá Gariati, de 31 años, hasta Kalaat Seraghna y el de Jalid Ennura, a Marraquech.

EL DUELO En Zrara, todo el pueblo se había congregado para despedir al joven. Vestidos de blanco, tal y como establece el duelo musulmán, los familiares de Abdel no conseguían esconder su dolor. "Mi hijo quería irse a cualquier precio", explicó Al Hay Tunsi, el padre del joven.

"Ni siquiera sabía que mi hijo estaba en esa patera, ya que desapareció sin decirnos nada".

Las autoridades locales, que también asistieron a la inhumación del cuerpo, rechazaron las acusaciones de no haber hecho nada para impedir que los jóvenes que viajaban en esa patera organizaran su viaje. El caíd (autoridad local) del pueblo aseguró: "Nosotros no pudimos hacer nada. Todos los contactos entre la mafia y los jóvenes se hicieron por teléfono. Fue la mafia la que, cuando todo estaba listo, llamó a los jóvenes y les convocó en Larache".

La Asociación de Amigos y Familiares de Víctimas de la Inmigración Clandestina denunció que el Rubio, el mafioso que organizó el viaje en esa patera, en cuyo naufragio murieron 45 personas, no ha sido detenido.