La muerte el pasado agosto de Jeffrey Epstein en una celda de Nueva York puede estar aún rodeada de tantas turbias sombras como para que haya tres investigaciones federales tratando de determinar cómo ocurrió lo que oficialmente fue un suicidio, pero cada vez se arroja más luz sobre las atrocidades que cometió el millonario financiero estadounidense para acabar en esa cárcel, esperando un juicio por tráfico sexual. Las últimas revelaciones llegaron gracias a una demanda presentada el miércoles por las Islas Vírgenes contra el patrimonio de Epstein, un caso que dibuja el monstruoso retrato de cómo operó en ese territorio una red de trata y explotación de cientos de jóvenes y menores de edad, algunas aparentemente niñas de 11 o 12 años. Mientras las acusaciones en Nueva York databan solo hasta el 2005, el caso de las Islas Vírgenes apunta a que en una fecha tan reciente como el 2018 seguía cometiendo sus crímenes. Y la demanda planteada por la fiscal general, Denise George, describe en 49 páginas una «conducta intencionada tan atroz, persistente y perniciosa que sacude la conciencia y ofende a una sociedad civilizada».

Lo que Epstein tenía montado en la isla de Little Saint James, que compró en 1998, era una verdadera empresa criminal. Llevaba a las chicas allí desde distintos lugares y países en aviones, helicópteros y yates con promesas falsas de darles oportunidades laborales o de educación o carreras como modelos o dinero a cambio de masajes. En algunos casos usaba visados de modelos para que pudieran cruzar fronteras.

Una vez allí las niñas y jóvenes eran sometidas por Epstein y «sus asociados», no identificados, a explotación sexual y agresiones y trabajos forzados, obligadas a mantener tres encuentros al día con otras chicas o mujeres. Funcionando con un esquema piramidal, se premiaba a las víctimas que le llevaban a otras chicas. Todo estaba tan sistematizado y organizado que el financiero incluso había digitalizado en una base de datos la información de contacto de menores que estaban en las Islas Vírgenes o cerca. Muchas chicas quedaron incomunicadas y retenidas contra su voluntad y bajo amenazas de violencia. Una niña de 15 años intentó huir a nado tras ser sexualmente agredida. Entonces «Epstein y otros organizaron una fiesta de búsqueda que la localizó y la mantuvo cautiva, entre otras cosas, confiscando su pasaporte».