La Ertzaintza revisa vídeos y busca restos de ADN en el gimnasio de Bilbao que regentaba el supuesto experto en artes marciales Juan Carlos Aguilar, que ingresó en prisión acusado del asesinato de dos mujeres, para descartar que haya matado a más personas.

Fuentes de la investigación han explicado este jueves a EFE que a la policía vasca no le consta que se hayan presentado denuncias de desaparición de otras mujeres que puedan estar vinculadas a este caso y por el momento no ha descubierto evidencias de que Aguilar haya cometido otros asesinatos. Sin embargo, el propio director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, no descarta la hipótesis de más muertes por la crueldad y peculiar forma de actuar de este falso maestro shaolín de kung-fu, que descuartizó a su primera víctima, la mujer colombiana, y torturó a la segunda hasta dejarla en coma, hasta que este miércoles falleció. La investigación será larga, según la policía, dado que no se quiere dejar ningún resquicio de su casa y del gimnasio sin analizar.

Dado el "modus operandi" utilizado para dar muerte a la mujer senegalesa Maureen Ada Otuya y a la colombiana Jenny Sofía Rebollo, especialistas en Policía Científica de la Ertzaintza continúan con una inspección minuciosa tanto del gimnasio, como de la casa del detenido y de su coche. Las dimensiones del centro de artes marciales de la calle Máximo Aguirre de Bilbao, donde daba clases Juan Carlos Aguilar, requieren de bastante tiempo. Los investigadores llevan ya cuatro días inspeccionando "al milímetro" cada una de sus dependencias, donde tratan de averiguar si hay restos de ADN de otras personas.

El presunto asesino tenía al parecer en el gimnasio vídeos, por lo que los investigadores también están revisando todo ese material por si aparecen en él imágenes de mujeres a las que podría haber filmado y asesinado. La policía autonómica, aunque sin evidencias de más muertes, "se tiene que poner en lo peor", han señalado las mismas fuentes, de ahí que no descarten más asesinatos y que revisen todos los detalles sobre la vida de Aguilar en los últimos años.