El Festival de Sanremo, el evento musical más popular en Italia, se vio ayer sacudido por un escándalo de corrupción con la detención de tres de sus responsables acusados de cobrar dinero a los aspirantes a participar en la competición.

La operación judicial Pinocho ha puesto al descubierto una organización que obtenía pingües beneficios gracias a los jóvenes que soñaban con la fama y el estrellato en el concurso que cada año centra la atención del país en la Ciudad de las Flores, situada en la Riviera italiana.

Según informó la Fiscalía de la ciudad de Sanremo (norte), entre los detenidos se encuentra Angelo Esposito, responsable de la Academia de la Canción , una competición anual para artistas noveles de todo el país, cuyos cuatro primeros clasificados se aseguraban la participación en el Festival.

Los aspirantes llegaron a pagar hasta 50.000 euros cada uno para llegar a ocupar los primeros puestos y asegurarse así un lugar en el escenario del Teatro Ariston, en un entramado en el que no faltaban recomendaciones de personajes de la política y el espectáculo.

SEGUIMIENTO

Las investigaciones comenzaron en 1998 tras la denuncia de un joven cantante de la región meridional de Apulia, Salvatore Varvara, quien acusó a los directivos de la Academia por pedir mazzette (como se denomina en italiano a los sobres de dinero por debajo de la mesa).

En la operación Pinocho que se encuentra todavía abierta y en la que numerosas personas son investigadas, ha sido detenida igualmente la esposa y colaboradora de Esposito, la cantante Lola Marini, así como el responsable de la Academia en la región de Lombardía (cuya capital es Milán).