Todo lo que afecta a la salud pública debe ser analizado y debatido hasta la saciedad para que nada ni nadie pueda salir perjudicado, aunque lo que esté en juego sea la seguridad ante amenazas terroristas. Este es el resumen de la advertencia que ayer lanzó la Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR) sobre la instalación de escáneres corporales en los aeropuertos internacionales, una medida que requiere una "justificación detallada y reglas claras" para evitar que la radiación de este mecanismo "pueda dañar a las personas".

Sin entrar en la legalidad de este sistema que ya usan numerosos aeródromos de Estados unidos y Gran Bretaña, la SEPR consideró "imperativo que se lleve a cabo bajo un control regulatorio estricto que garantice la optimización de la protección radiológica" y defendió el "derecho del pasajero a rehusar irradiarse y a exigir una exploración corporal manual". "Lo ideal --recomendó este organismo--es que las inspecciones se hagan con tecnologías que no usan radiaciones ionizantes".

Precisamente, el ministro José Blanco urgió el pasado día 27 en Bruselas a los 27 a evitar medidas unilaterales sobre seguridad aérea.