ESTE PAIS se convirtió ayer en la primera región británica que prohíbe fumar en todos los bares, restaurantes y trabajo. Los particulares que incumplan la ley pagarán una multa de 50 libras esterlinas (73 euros). Los dueños de los locales se exponen a una sanción de 200 libras (294 euros), que puede aumentar hasta las 2.500 libras (3.700 euros).