Ramón Piñeiro va como un cohete. Habla y gesticula a mil por hora y, desde que cogió un volante por primera vez a los 3 años, no ha querido soltarlo. Por eso, cuando tenía 13 años y, por problemas económicos, su padre le dijo que no podría seguir compitiendo con los karts, se negó a renunciar a su sueño. Llamó a mil puertas, escribió con la ayuda de los compañeros de clase 100 cartas a mano para los directores de comunicación de las principales empresas de España e incluso llegó a abordar a Iñaki Urdangarín hasta conseguir llegar a la F2, una de las canteras de la Fórmula 1. Pero, a una semana de empezar la temporada, Caja Madrid, tras su fusión en Bankia, le comunicó que no podía financiarle.

"El coche se ha quedado sin gasolina y necesita un empujón", asegura su amigo David Martín, que le propuso iniciar una campaña en las redes sociales para alargar su sueño, iniciativa que recuerda a la del piloto extremeño Antonio Mayorgas, éste ´especializado´ en buscarse pequeños patrocinadores.

Así surgió el Movimiento I´mpossible (Soy posible). "Queremos convertirlo en el primer piloto 2.0". A través de su página web, ramonpineiro.com , y de su Facebook y Twitter, se busca recaudar dinero para terminar el campeonato. "Si antes ya estaba enganchado a las redes sociales, imagínate ahora", dice Ramon, pegado a su Iphone.

La familia ha podido hacerse cargo de los gastos de los dos primeros grandes premios, que tienen un coste de 40.000 euros cada uno. "Tengo un padre que no me lo merezco. No sé de dónde ha sacado el dinero". Ahora este intrépido barcelonés necesita conseguir los 240.000 euros que costaría afrontar las seis carreras que quedan.

El campeonato, que tiene su próxima cita el día 25 en Spa, cuenta con un aliciente especial: los tres primeros clasificados obtienen la superlicencia de la FIA. "Si consigo la superlicencia, podría estar en el 2012 en la parrilla de F-1", suelta mientras se le iluminan los ojos.

Después de estar casi cuatro años sin poder competir, en el 2007 fue el más rápido de entre los 1.500 pilotos que se apuntaron a la BMW Scholarship en busca de una plaza en la F-BMW Europa. Tras acabar el año pasado tercero en la Fórmula Palmer Audi, le surgió la ocasión de participar en la F-2, una de las antesalas de la F-1 en la que solo cuentan las manos, ya que todos los pilotos tienen el mismo coche.

Además de mandar mensajes de texto de apoyo a precio de un euro, el Movimiento I´mpossible ofrece paquetes promocionales de 7 hasta los 1.000 euros. Los que hagan un desembolso mileurista verán su nombre grabado en el monoplaza en la última cita del campeonato, en Montmeló. Por ahora ya hay 1.500 possiblers . La iniciativa está abierta a todo el que quiera ayudar.