Fuego por su entrega, por la candidez de su obra humanitaria y porque sus figuras se cuecen a 1.100 grados centígrados; barro, por su trabajo, por la laboriosidad, por el largo tiempo de aprendizaje y por el material empleado. El extremeño Julio Fernández Carrera está apunto de situar a su localidad natural, Jaraíz de la Vera, como foco de innovación en mobiliario urbano. En unos días el municipio será uno de los pocos de España que contará con una Escultura de fuego .

La idea y el desarrollo son suyos. Julio Fernández y un equipo formado por cinco jóvenes jaraiceños con distintas discapacidades están dando forma a una escultura de barro, "en este caso gres". Cuando esté concluída tendrá una altura de dos metros, representará un secadero antiguo y se ubicará en uno de los jardines situados a la salida de la carretera hacia Talayuela. "Queremos rendir un homenaje al tabaco y al pimiento", explica el escultor.

Por lo que respecta al aprendizaje de la técnica de construcción de este tipo de esculturas de fuego, el artista jaraiceño la adquirió fuera de España, "y he querido utilizar mis conocimientos para comprometerme socialmente con los jóvenes que tienen algún tipo de problemática". Por ello ideó este proyecto que ahora cuenta con el respaldo financiero de la Junta de Extremadura, a través del Gabinete de Iniciativa joven, en colaboración con la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Jaraíz, Cruz Roja, Protección Civil y varias casas comerciales. "Yo adelanto el dinero, y cuando la obra esté finalizada, la Junta me dará 4.000 euros, pero el presupuesto total asciende a más de 5.000, lo que quiere decir que el resto me tocará ponerlo de mi bolsillo".

La escultura está siendo modelada en el mismo lugar donde se emplazará, "si no se cae, porque al ser una cocción fuerte, siempre cabe esa posibilidad". Los riesgos de derrumbe son mayores de lo habitual. Por una parte, "la he metido una piedra de molino, cosa que hasta ahora no se ha atrevido ningún ceramista a hacerlo", explica Julio Fernández; por otro, está la inexperiencia: "los artistas que utilizan esta técnica lo hacen con gente experimentada" y él, en cambio, se ha arriesgado y está trabajando en la modelación de la escultura con jóvenes que "nunca han tocado el barro".

Los mayores deseos de este escultor extremeño pasan ahora porque todo salga bien. Si el proyecto logra un final feliz, se abrirán puertas para poner en marcha iniciativas similares en otros pueblos del entorno y de la región, siempre enfocadas a la integración social, "bien con chicos jóvenes o con personas mayores, niños o emigrantes".

El resultado se verá en unos días, cuando el fuego remate el trabajo. La base de la escultura es de ladrillos, lo que le permitirá quemar leña en su interior hasta alcanzar una temperatura de 1.100 grados centígrados, que es el calor que permite cocer el gres.