Benjamín Serra lleva algo menos de un año sobreviviendo en Londres y el viernes puso el dedo en la llaga. El tuit en el que decía «tengo dos carreras y un máster y limpio WC» causó conmoción en la red. Miles de jóvenes en circunstancias parecidas se sintieron identificados con su queja y su frustración. Ayer por la tarde, el mensaje había sido reenviado ya 15.000 veces. El primer sorprendido ha sido él.

«Estoy abrumado y sobrepasado. Me ha pillado totalmente desprevenido la reacción que ha habido», afirmaba ayer este valenciano de 25 años, que llevaba todo el día atendiendo llamadas de radios y televisiones. «En principio fue un mensaje solo para mis amigos en Facebook, sobre cómo me sentía. Después tomé esa frase, la puse en Twitter y no tengo ni idea de quién comenzó a reenviarla, pero ha sido como una bola de nieve».

El impacto del mensaje de Serra se debe a que su caso es muy representativo de las circunstancias que viven decenas de miles de licenciados españoles. Estudió siempre con beca e hizo dos carreras, con buenas notas. Una licenciatura en Periodismo y otra en Publicidad y Relaciones Públicas, cursadas ambas en el CEU de Montcada. «La segunda la comencé porque me di cuenta de que, tal y como se estaban poniendo las cosas en la profesión periodística, tenía muy pocas posibilidades de conseguir trabajo cuando acabara. Pero descubrí que me gusta mucho la comunicación». Luego cursó un máster en Barcelona, en community management, y empezó a buscar trabajo. «Pero no encontré absolutamente nada, ni de lo mío, ni de otra cosa. Estuve casi un año buscando».

Siete euros la hora

Una beca Leonardo de seis meses le trajo a Londres el pasado otoño. Hizo prácticas en un diario latinoamericano on line. Cuando la beca se acabó, prefirió quedarse y seguir buscando. Para poder vivir y pagarse el piso que comparte con otras cuatro personas, comenzó a trabajar en una cadena de cafés, por el equivalente a unos siete euros la hora. «Ya sé que lo de limpiar los servicios ha tenido mucho impacto. Es una de las tareas que hago, además de preparar y servir cafés. No lo dije porque me avergonzara, no es un trabajo que desprecie ni mucho menos. Lo puse porque profesionalmente es muy frustrante».

Serra ha recibido una gran cantidad de mensajes de ánimo y comentarios de otros jóvenes que se cuestionan si les compensa ir o haber ido a la universidad. «Unos dicen que se arrepienten. Otros tienen dudas. Una chica me contaba que simplemente no tiene dinero. Yo, desde luego, no voy a desanimar a nadie. A mí la universidad me sirvió de mucho, culturalmente y como persona, pero quizá ahora dedicaría algo menos de empeño a los libros».

Los padres de Serra están los dos en paro y, aunque viven sin problemas, él no quiere ser una carga. Lo que le indigna es la salida del entonces conseller de la Generalitat Francesc Xavier Mena, cuando dijo que los jóvenes catalanes debían irse a Londres «a servir cafés», para mejorar el inglés. «No se pueden hacer comentarios así, ni llamar 'movilidad exterior' [como hizo la ministra Fátima Báñez] a lo que en realidad es emigrar porque en tu país no te ofrecen nada. Son políticos y si lo piensan, mejor es que se callen, porque resulta bastante ofensivo».

El manejo en una lengua extranjera es la mayor barrera que ha encontrado hasta ahora para lograr un trabajo en el mundo de la comunicación. Cada día revisa las nuevas ofertas, envía su currículo aquí y allá y acude a entrevistas. «La encargada de mi café es una polaca que lleva allí 12 años. Solo de pensarlo me da un mareo», dice sin perder el humor. «Que quede claro que no soy una persona desgraciada, ni mi vida es un desastre. Solo querría poder terminar ejerciendo la profesión para la que me preparé».