Tras cinco años con resultados sobresalientes y después de que en el 2008 se lograse un descenso inédito de las muertes en las carreteras españolas, los expertos temían que en el 2009, como ha pasado en otros países, se produjese un repunte. Pero se equivocaron. El año que acaba de terminar se saldó con unas 285 muertes menos que el anterior, lo que supone una reducción del 13%. Desde 1993, tan solo otras tres veces se registraron porcentajes tan positivos. Este avance permite a España situarse entre los pocos países que cumplen el objetivo de la UE de reducir a la mitad los fallecidos en el periodo 2001-2010 en lo que se refiere a vías interurbanas y en las primeras 24 horas después del accidente.

Ahora falta por ver qué sucede en el cómputo a 30 días y en las ciudades, pero los expertos creen que España está en condiciones de cumplir la meta con los datos del 2009 o, a más tardar, con los del 2010. Solo Luxemburgo, Francia, Portugal y Letonia tienen posibilidades similares, mientras que es improbable que países como Italia y Austria lo logren antes del 2015.

MUCHOS MAS COCHES Aun así, el año pasado murieron 1.876 personas en las carreteras españolas (sin contar los datos de cuatro de los últimos días de diciembre, que la Dirección General de Tráfico se reserva hasta que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, anuncie hoy las cifras definitivas). Es la primera vez desde 1964 que se producen menos de 2.000 muertes, teniendo en cuenta que ese año el parque de vehículos era de 1,9 millones mientras que el año pasado (último dato disponible) superaba los 31 millones. El 2009 registró el récord de cinco días sin accidentes mortales. El éxito continuado que supone el descenso de los accidentes en la carretera se explica a partir de diversos factores. Por un lado, se debería "al buen hacer de la DGT", reconoce Tomás Santa Cecilia, el director de seguridad vial del Real Automóvil Club (RACE), pese a que las asociaciones de conductores no mantienen una relación idílica con la institución dirigida por Pere Navarro, ya que este ha promovido una reforma que beneficia a los conductores que no recurren las multas y los pleitos son fuente de ingresos para esas entidades.

La práctica de la DGT se resume así: carnet por puntos, endurecimiento del Código Penal, más radares y agentes, y campañas de sensibilización que han logrado una mayor preocupación por la seguridad vial. Junto a ello, hay razones no imputables a la DGT, como la crisis, que ha reducido entre un 7% y un 10% los desplazamientos. Estas fiestas han disminuido las celebraciones y por tanto el número de conductores que conducen bebidos. La recesión, no obstante, tiene efectos contraproducentes: se gasta menos en poner a punto los vehículos, con lo que crece el riesgo de accidente.

Por otra parte, la última noche del 2009 se saldó con al menos cuatro siniestros mortales en Cuenca, Albacete, Pontevedra y Zamora, además de un choque en cadena en la A-52 en Ribadavia (Ourense) sin fallecidos.