Cuando se inició el 2008, ni los más fanáticos partidarios de la actual política de seguridad vial esperaban una caída tan acentuada de las muertes de tráfico. El año se cerró el miércoles con un descenso del 20% de las víctimas mortales en las carreteras españolas respecto del 2007, el mayor de la historia desde que en España hay coches, debido sobre todo al efecto fulminante que ha tenido la entrada en vigor del Código Penal en los conductores más incívicos. .

La lógica y la experiencia de otros países dice que cuanto más se consigue reducir la siniestralidad más dificil es lograr caídas adicionales. Bajar nuevos escalones. Por eso tiene más mérito que de los 2.742 fallecidos en el 2007 en las carreteras españolas se haya pasado a unos 2.186 en el 2008 (cifra pendiente del cómputo final de Tráfico). En cifras absolutas, hubo dos años en los que se produjeron reducciones mayores (1992 y 1994), pero en porcentaje, es el récord de los récords, muy por encima del 13% que cayó el número de fallecidos en 1994.

En España, las cosas empezaron cambiar tras el relevo gubernamental del 2004. El nuevo equipo de la Dirección General de Tráfico, encabezado por Pere Navarro, logró ese año un descenso del 12,9% y en años posteriores, jalonados por la entrada en vigor del carnet por puntos, el 5,1%, el 9,5% y el 9,1%.

En cinco años, el descenso acumulado es ya del 45%, es decir cinco puntos por encima del objetivo que marcaba el Plan Estratégico de Seguridad Vial 2004-2008, que casi nadie creía que sería posible llegar a cumplir cuando se elaboró. Muy cerca del fin marcado por la Unión Europea para el 2010 de reducir la mortalidad a la mitad de los niveles que se dieron en el 2000.