Nació hace 38 años en un país del Golfo Pérsico. No quería casarse, pero la obligaron. Tanto su marido como su familia política la han maltratado hasta la saciedad. Es madre de dos hijos. Lleva varios meses en España, donde recibe atención médica por los trastornos psicológicos que sufre. Ningún medio de comunicación conoce su nombre. Lo único que se sabe es que, desde ayer, es la primera víctima de la violencia machista que consigue el estatuto de refugiada en España.

El titular de Interior, José Antonio Alonso, no quiso dar detalles de la vida de la mujer ni concretar su país de origen por "motivos de seguridad". El ministro se limitó a explicar que el Ejecutivo, a través de la comisión interministerial de asilo y refugio, "ha aplicado la ley" y ha concedido el asilo a la víctima.

La decisión, la primera de estas características en España y en el mundo, sienta un claro precedente. "Entiendo --destacó Alonso-- que el Gobierno debe hacer el máximo esfuerzo solidario para atender a estas mujeres. Tenemos que seguir aplicando la ley vigente".

La resolución cosechó aplausos entre las ONG. La Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) la calificó de "revolucionaria". Su presidenta, Delia Blanco, afirmó que "es la primera vez en el mundo que un Gobierno concede asilo a una mujer víctima de maltrato". Hasta ahora, algunos países como EEUU habían otorgado "protección subsidiaria" a mujeres víctimas de ablación o de un matrimonio forzoso. La decisión del Ejecutivo, dijo, "es fundamental para el futuro porque crea jurisprudencia".

Mientras, Amnistía Internacional mostró su satisfacción por ver cumplida al fin una de sus peticiones históricas. El PSOE también aplaudió la decisión.

Hasta ahora, la petición había caído en saco roto ya que la condición de refugiado se concede principalmente a los que tienen que marcharse de su país por motivos políticos, ideológicos o religiosos.