Cada día, 311 personas piden socorro al Gobierno español en busca de protección internacional. Pero la mayoría no lo consiguen. El 76% de las solicitudes de asilo son denegadas, según datos del Ministerio del Interior que el Comité Estatal de Ayuda al Refugiado (CEAR) aportó ayer en rueda de prensa. Una de estas personas es Hugo, un periodista salvadoreño que el año pasado huyó de su país después de que las maras (bandas organizadas) amenazaran a sus hijos.

Desde enero hasta mayo del 2019, las oficinas de Extranjería recibieron 46.696 peticiones de asilo. «Cifras récord, un año más», dijo la portavoz de la entidad en Catalunya, Pascale Coissard. Son casi las mismas que en todo el año pasado, que ya crecieron un 73% respecto del anterior. Aunque España sigue lejos de los datos de Alemania y Francia, con más de 120.000 refugiados, o Turquía, que recibe a tres millones de desplazados.

Madrid es la comunidad donde se registran más solicitudes de protección internacional (20.000). Le sigue Cataluña con 8.000.

Sin embargo, la mayoría de las personas que llaman a la puerta del Estado se encuentran un sistema de asilo que «no les protege», sentenció Coissard. En primer lugar, porque las denegaciones del asilo han subido hasta suponer el 76% del total. Y en segundo, porque la espera para la respuesta roza la ilegalidad.

«Se están dando citas previas para enero del 2020», señaló Coissard, que se preguntó: «¿Qué hacen mientras están en el limbo?». En total, se calcula que hay 78.000 personas que están esperando tener una respuesta del Estado español. «Hay refugiados que llevan esperando por su solicitud de antes del 2017», aseguró la entidad.

Por nacionalidades, Venezuela sigue liderando la lista de peticiones de asilo con 19.000 personas que lo hicieron el año pasado. Le siguen Colombia, Siria, Honduras y El Salvador. Sin embargo, este año, el número de sirios ha caído y en tercera posición se ha colocado Nicaragua. «España es una alternativa para las personas que huyen de la violencia en la América central tras el veto de Trump», señaló el presidente de la entidad en Cataluña, Miguel Pajares.

Bajo estas estadísticas se esconden las vidas de terror que viven las personas. Como por ejemplo de la de Hugo, un periodista salvadoreño que tuvo que huir tras las amenazas y extorsiones de las maras, los grupos de delincuencia juvenil. A su hijo mayor, de 20 años, lo amenazaban para que se implicara en el negocio de la droga. A su hija, de 14, la intentaron agredir y constantemente recibía amenazas de que la violarían. «Era insostenible», explicó.

La entidad, por otra parte, lamentó también la falta de embarcaciones de salvamento marítimo en el Mediterráneo. «Los políticos europeos han optado por alinearse con los postulados ultras y criminalizar a quien está salvando vidas y defendiendo derechos humanos», criticó Pajares, que también arremetió contra las «devoluciones en caliente» que aplica el Gobierno.