España ha perdido una oportunidad de oro para reducir sus carencias educativas. Pese al crecimiento económico, ocupa el puesto número 20 en inversión en enseñanza de los 30 países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según los datos divulgados ayer, el porcentaje de producto interior bruto (PIB) dedicado a la educación es un punto inferior a la media. El gasto español en el 2002 tan sólo supuso el 4,9%. En 1995 era el 5,5%.

En el club de los países desarrollados, el porcentaje del PIB invertido también registró un incremento inferior al de la economía, pero la diferencia entre ambos fue menor que en España.

Uno de los autores del informe, Jean-Luc Heller, explicó que la disminución en términos del PIB del gasto consagrado en España a la educación se explica en buena medida por el fuerte crecimiento económico que ha tenido el país desde 1995 y que no fue seguido al mismo ritmo por las administraciones educativas.

El informe suspende a España en el capítulo dedicado a la presencia de las nuevas tecnologías de la comunicación en el sistema escolar. De los 15 países desarrollados de los que se dispone de datos, sólo México presenta una cifra peor. España tiene más de 15 alumnos por cada ordenador y se sitúa por detrás de países como Hungría y Portugal.

"Los mayores obstáculos al uso de las nuevas tecnologías están en la falta de ordenadores, pero también en la ausencia de servicios de mantenimiento técnico o las carencias en la formación de los educadores", comentó Heller.

España también figura entre los países con una calidad de enseñanza inferior a la media en términos de rendimiento.