En plena crisis por la masiva llegada de cayucos a Canarias, España ha conseguido arrancar a la autoridades de Senegal --uno de los países de donde parten las piraguas-- un compromiso para luchar contra la inmigración ilegal: patrullas mixtas para vigilar las costas senegalesas. Esa es, al menos, la teoría. Solo el tiempo dirá si, en la práctica, el acuerdo verbal se cumple o se convierte en papel mojado.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, envió ayer al titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Senegal y Mauritania para mantener un encuentro con las autoridades de ambos países. Con el primero, España no tiene ningún acuerdo de repatriación de sin papeles. Es decir, los que llegan se quedan. Eso sí, de forma ilegal. Con Mauritania, existe un acuerdo de readmisión, que fue firmado en el 2003 y que se ha cumplido de forma muy irregular.

Con este panorama, para Pérez Rubalcaba --especialista en resolver los asuntos más críticos del Ejecutivo-- era importante no volver con las manos vacías. Y no lo hizo. Tras entrevistarse con su homólogo senegalés, el ministro anunció que, en los próximos días, las costas de Senegal estarán vigiladas por patrullas conjuntas de guardias civiles españoles y agentes senegaleses, algo que ya funciona con relativo éxito con Marruecos, donde se ha logrado frenar su salida. Para ello, el instituto armado dispondrá a disposición de Dakar un helicóptero y dos patrulleras.

"Hemos tomado estas medidas de urgencia para luchar contra la inmigración clandestina", explicó el ministro senegalés del Interior, Ousmane Ngom y admitió que Rubalcaba le entregó un informe con otras iniciativas, que, se pondrán en marcha dentro de "varios días" una vez que hayan sido bien estudiadas.

Cuando las patrullas conjuntas comiencen a funcionar, su vigilancia se sumará a la que, en teoría, están realizando desde hace varios días los equipos de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), cuyo peso fundamental, a pesar del nombre, descansa en España.

ADMISION DE ´SIN PAPELES´ La segunda parada en el periplo africano de Pérez Rubalcaba fue Mauritania, cuya colaboración para frenar la inmigración ilegal es algo más activa que la de Senegal. En marzo, España anunció la creación de patrullas conjuntas con agentes mauritanos. La decisión se tomó tras una oleada de cayucos a Canarias. En aquella ocasión, Mauritania no dudó en admitir a los subsaharianos arribados a España, una iniciativa que puso en evidencia a las autoridades de Marruecos, que se negaban a hacerlo.

Hora antes, la secretaria de Estado de Inmigración dijo que Senegal era un hueso mumás duro de roer que Mauritania.