Las sofocantes temperaturas que marcan estos días los termómetros son suaves y apetecibles en comparación con las que podrían registrarse a finales de siglo. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) actualizó ayer sus predicciones y pronosticó que la Península soportará entre tres y seis grados más de temperatura máxima en el último tercio del siglo (2071-2100) en comparación con los valores registrados entre 1961 y 1990. Las mínimas también aumentarán, aunque algo menos, entre dos y cinco grados.

"Este escenario nos abocaría a un entorno que no tiene nada que ver con el actual. Los efectos sobre los ecosistemas serán tremendos. En la agricultura, por ejemplo, habrá que utilizar variedades adaptadas al calor y a demandas hídricas menores, pero habrá sectores en los que la adaptación será inviable, como las estaciones de esquí", reconoció la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, en la presentación del informe.

"Si las temperaturas crecen seis grados, el clima de Sevilla será similar al del desierto de Arizona y Madrid podría ser como Sevilla", añadió el presidente de la AEMET, Ricardo García. Siguiendo este silogismo, en Barcelona, como la media en agosto es de 23,9 grados, podrían registrarse medias de casi 30 grados.

PLANES DE ACCION Este trágico escenario, no obstante, no es "irremediable". Según Ribera, puede ser mitigado si España y el resto de países reducen de forma drástica sus emisiones de gases de efecto invernadero y la Agencia lo tiene en cuenta.