La población española siguió creciendo en el último año, en gran medida gracias al efecto de la inmigración, pero España registró la tercera tasa de natalidad más baja de la Unión Europea con 8,4 nacimientos por cada 1.000 habitantes, la misma cifra que Portugal y tan solo por detrás de Italia (7,6) y Grecia (8,2), según datos de la oficina estadística europea, Eurostat. Por el contrario, Irlanda registró la mayor tasa de natalidad de la Unión con 12,9 nacimientos por cada 1.000 habitantes, seguida de Suecia (11,5), Reino Unido (11,5) y Francia (11,4), mientras que la media comunitaria en 2017 se situó en el 9,9.