Un ambicioso estudio coordinado conjuntamente por los reputados politólogos Mariano Torcal, Joan Font y José Ramón Montero muestra que España es uno de los países europeos con un menor interés por la política, además de contar también con unos índices bajísimos de participación social.

El trabajo, publicado en un libro bajo el título de "Ciudadanos, asociaciones y participación en España", es el resultado de cerca de diez años de reuniones y trabajo, además de 4.250 entrevistas personales realizadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y 1.200 estudios sobre asociaciones concretas de toda España.

Valoración negativa

En una entrevista con EFE, el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona Mariano Torcal señala que los datos aportados muestran que en España existe "cierta predisposición negativa a participar en cualquier tipo de asociación", algo que considera como "muy negativo".

Concretamente, en un índice de implicación política que han construido, y que va del cero al uno, España obtiene un 0,33, siendo Portugal el único país europeo que se encuentra por debajo, mientras que Dinamarca obtiene un 0,54, Holanda un 0,51 o Noruega un 0,50.

Estas cifras las han obtenido del cruce de diversas preguntas, como en qué grado piensan los ciudadanos que pueden ser movilizados electoralmente o si se sienten capaces de entender la política, por ejemplo, y además ha contado con un diseño común al resto de países europeos, por lo que el rigor científico queda ampliamente probado, señala.

En relación con la participación en asociaciones, en España únicamente tienen "algún tipo de implicación" el 49% de los ciudadanos, una cifra muy baja, según Torcal, ya que además de incorporar la doble militancia -aquellos que participan en más de una asociación- incluye "cualquier tipo de actividad", y eso va desde informarse, a donar dinero o ser voluntario.

En comparación con Europa, el mismo índice es de un 96% en Noruega, un 95% en Suiza, un 93% en Dinamarca, un 92% en Suecia, un 87% en Holanda o un 71% en Alemania, por lo que España se sitúa más cerca de países como Rusia, que tiene un 28%, o Rumanía y Moldavia, que tienen un 20%.

Vida asociativa pobre

Por todo ello, Torcal concluye que la vida asociativa española es "muy pobre" y que, "contrariamente a lo que se piensa", el nivel de asociacionismo es muy bajo y solo progresa el que está relacionado con el ocio.

Torcal señala que un 61% de los encuestados arguyen que "nunca se les había ocurrido" participar en una asociación como razón para no hacerlo, un 39% dice que no quiere meterse en problemas, y hasta un 24% señala que "no sirve para nada".

Normalmente, es en los países con mayor tradición democrática donde se dan niveles de participación más elevados, mientras que un bajo nivel cultural o económico influyen en el proceso contrario.

Entre los elementos positivos para un país que conlleva una alta participación social, Torcal señala que "el poder político está mucho más controlado"; que existen ciudadanos más informados, "dejando menos espacio para la manipulación"; o que el sistema no reproduce las desigualdades sociales, algo que sucede cuando sólo participan los que tienen más educación o ingresos.

La solución a corto plazo es imposible, pero a largo plazo Torcal apunta como recetas "la socialización, la educación cívica y la participación de los niños ya desde el colegio", por lo que se muestra favorable a la existencia de alguna asignatura del estilo de Educación para la Ciudadanía.