La fiebre hemorrágica fue detectada por primera vez en España en ciervos en Cáceres en el 2010. Fue entonces cuando se dictaminó que el riesgo de contagio en humanos era bajo. Ese mismo tipo de garrapata se ha localizado en Avila, donde se produjo la infección del paciente que ha muerto en Madrid. Las garrapatas, de las que en España hay más de 40 especies, son transmisoras de enfermedades tanto a animales como a humanos. A las personas les pueden transmitir algunas enfermedades muy graves, pero generalmente no mortales, como la fiebre botonosa mediterránea (Rickettsiosis), la enfermedad de Lyme, la anaplasmosis, la ehrlichiosis. En el País Vasco, Asturias y Cantabria se han dado casos de la enfermedad de Lyme.