Aunque por ley todos los inmigrantes del Aquarius que pidieron asilo deberían tener respuesta, Cruz Roja y CEA(R) aseguran no saber de ninguna. El Ministerio del Interior tampoco ha facilitado datos. El plazo mínimo real es de año y medio, así que ahora empieza una cuenta atrás que puede acabar en su expulsión o en el pasaporte a una nueva vida para la que ya se preparan.

Yolanda Amiñoso, responsable del Programa de Protección Internacional de Cruz Roja en Valencia, admite que esa es «una preocupación importante para ellos». «Son gente muy joven, agradecida de la ayuda que se les presta y con muchas ganas de integrarse. Son muy participativos, están contentos y disfrutando de una estabilidad que no habían tenido», explica Marta, trabajadora social.

Fueron en total 84 mujeres y 545 hombres, entre los que había 83 menores y solo diez de ellos iban acompañados. La mayoría era de Nigeria y Sudán, pero había 26 nacionalidades diferentes. De Marruecos a Bangladés pasando por Comoras, un archipiélago frente a Mozambique.

De estos 629, 608 solicitaron asilo y 300 lo hicieron primero en Francia, que aceptó a 80. En el programa de acogida, en el que no están los 61 menas que siguen en Alicante, hay 419 personas y en las listas oficiales constan 69 abandonos o renuncias, entre los que estarían los quince mayores de edad que no llegaron a solicitar asilo (a los que se abrió procedimiento de expulsión) y los que hayan abandonado el país o no hayan seguido con la petición.

DISTRIBUCIÓN / En cuanto a la distribución, la mayoría se quedó en la provincia de Valencia (200), a la que le siguen Sevilla (28) y Murcia (26). A Madrid fueron 17 personas y a Barcelona, 12. Por organizaciones, Cruz Roja acogió en sus programas a 164 personas y CEA(R), a 84.

Jaume Durà, responsable de esta última, cree que la acogida por parte de los gobiernos debe ser de forma permanente. «Hay una obligación. Tras haberles ofrecido un desembarco seguro, se supone que los tienes que proteger», apunta. «No genera un efecto llamada ni nada parecido, porque ya no se está rescatando en el mar Mediterráneo», remarca tras lamentar que el ministro italiano, el ultra Matteo Salvini, haya impuesto desde hace un tiempo sus tesis.