El desarrollo de las ciudades extremeñas en las cuatro últimas décadas ha dado paso también a nuevos modus vivendi en los que los coches han ganado la batalla a los peatones. El tráfico ha ido devorando a aquellos niños que jugaban en las calles, pero también ha traído consigo contaminación, no solo ambiental, sino acústica. El ruido es ese enemigo que se ha colado en nuestras vidas, y no solo cuando entramos en un local de copas con la música fuerte, sino en el día a día, en la calle. Estudiar el comportamiento de esa contaminación acústica a lo largo de un día, de un mes, de un año, incluso, es un arma cada vez más decisiva para poder combatirlo.

La Universidad de Extremadura lleva a cabo de vez en cuando análisis de los parámetros acústicos en diferentes calles. En el 2005, un estudio determinaba que Badajoz era la ciudad extremeña con mayor contaminación acústica con 78 decibelios, seguida de Cáceres con 76. Otro estudio llevado a cabo dos años más tarde elevaba a Don Benito al liderazgo regional de contaminación acústica. La calle Ayala, una de las arterias de esta población, se situaba como la más ruidosa de la región.

Precisamente en Don Benito, EL PERIODICO EXTREMADURA sorprendía ayer a Jaime Martín Sauceda, un joven estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad de Extremadura. El, junto a otros compañeros de carrera, está realizando un máster en acústica ambiental. Provisto de un sonómetro, recogía muestras en una céntrica calle de Don Benito.

"Tengo un sonómetro recogiendo muestras del tráfico de la calle, en el suelo. La normativa establece exactamente el punto de ubicación y la orientación que ha de tener el sonómetro para captar la acústica de la calle. Es muy importante para evaluarlo", señala Jaime Martín, que dispone de otro sonómetro para captar una muestra continua en el balcón de una casa. Lleva todo el mes de agosto recogiendo muestras. La curva diaria de ruido es más o menos lógica en el centro de Don Benito. A partir de las 7 de la mañana se empieza a elevar la contaminación acústica hasta llegar a las 3 de la tarde, hora en que se produce un descenso hasta las 4,30 y a partir de esa hora empieza de nuevo a subir hasta madrugada, que es cuando desciende en mayor medida.

Como curiosidad, y gracias al micrófono que tiene colocado en un balcón, el 21 de agosto pudo recoger una alteración anormal en horario de madrugada. "A las 4 y media, el sonómetro captó bastante ruido, ya que unos ladrones estaban forzando la puerta de entrada de una frutería de la calle La Corte".

Los niveles que está recogiendo Jaime por ahora son bastante normales. Admite que durante agosto ha habido poco tráfico, aunque el estudio que se llevó a cabo en Don Benito hace tres años dio a conocer que en seis calles objeto del estudio, tanto en horario diurno, como nocturno, se superaban los 50 decibelios, que es el límite establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a partir del cual se produce molestia en el ser humano.