Pendientes del viento. Así están todas las estaciones de esquí alpino del Pirineo después de tener que mantener ayer sus puertas cerradas a causa del temporal de nieve. Tan sólo Masella y La Molina pudieron abrir parcialmente sus instalaciones ubicadas en las cotas bajas de las estaciones. La peor parte se la ha llevado la estación de Baqueira-Beret, no sólo por no poder abrir sino también porque quedó incomunicada con Catalunya, como el resto del Valle de Arán.

A pesar del mal tiempo, los responsables de las estaciones saben que después de la tempestad vendrá la calma y con más nieve acumulada de la que se podían imaginar. "La situación ha llegado a ser muy complicada pero si el viento calma mañana (por hoy) abriremos y será el día de la temporada", explicó ayer Martí Rafel, director de Servicios Generales de Pal-Arinsal, mientras intentaba llegar con una máquina pisanieves a la zona de Arinsal. "Tanta nieve es un regalo para febrero", añadió Rafel. Xavi Nolla, director de Masella, también hizo una lectura positiva: "Puede que nos chafe este fin de semana, aunque a Masella no le afecta tanto el viento del norte, pero esta nieve nos irá muy bien de cara a febrero, porque para nosotros febrero es el equivalente a agosto en verano". Igual de tranquilizador se mostró Josep Pujol, presidente de la Asociación Catalana de Estacions de Esquí y Actividades de Montaña. "Hace 27 años que estoy en el sector y nunca hemos tenido las 22 semanas de nieve completas". S. MEJIAS