Estella ha tributado un reconocimiento institucional, organizado por el Ayuntamiento de la ciudad, a los guardias civiles de tráfico Antonio Fernández Álvarez y José Antonio Ferri Pérez, asesinados por ETA hace hoy 25 años

Al acto han asistido las dos viudas, la de Antonio Fernández, procedente de Úbeda (Jaén), Pili Hernández, madre de 2 hijos, que no han podido acudir por motivos laborales, y la de José Antonio Ferri, Manoli Resa, afincada en Salamanca, acompañada por sus tres hijos.

Ambas han agradecido el homenaje, sin ocultar su emoción por el regreso a Estella. "Me ha parecido igual que el día del atentado, pero sin féretro", ha declarado Manoli Resa.

Por su parte Pili Hernández ha señalado que estaba "muy agradecida a Estella, a pesar de todo".

"Antes, durante y después tengo buenas palabras para la gente de aquí, que es maravillosa, como me lo siguen demostrando después de veinticinco años: tanto los políticos, hasta vecinos. Mis mejores amigos siguen siendo los de Estella", ha afirmado.

En el acto han participado también numerosas autoridades navarras, entre ellas, la alcaldesa, Begoña Ganuza; la delegada del Gobierno en Navarra, Carmen Alba; el presidente del Parlamento Foral, Alberto Catalán y dos consejeros del Ejecutivo, el de Presidencia, Justicia e Interior, Javier Morrás y el de Políticas Sociales, Íñigo Alli.

Entre los asistentes se encontraba también la entonces alcaldesa, Rosa López, de la Agrupación Independiente de Estella (AIE), que, por acuerdo plenario, decidió la colocación de la capilla ardiente en la Casa Consistorial, lo que se producía por primera en la historia del terrorismo.

El homenaje se ha iniciado en la iglesia de San Miguel Arcángel, con una misa oficiada por el párroco, José Miguel Arellano, que ha leído una carta del arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, que ha abogado por el abandono de la violencia, al pedir que "depongan las armas sus asesinos, que pidan perdón, que cumplan la ley y que la paz sea nuestro modo de convivir".

En su homilía ha destacado la figura de los dos agentes y la reacción ciudadana que se dio en Estella.

"El día 21 de agosto de 1988 un coche bomba colocado por miembros asesinos de la banda terrorista ETA segaba vilmente la vida de dos guardias civiles de la Agrupación de Tráfico. Este crimen -ha señalado- provocó una extraordinaria reacción de la ciudad de Estella pidiendo el fin del terrorismo, la convivencia en paz y libertad de todos sus conciudadanos aquí y en el mundo entero".

A continuación ha habido una ofrenda floral junto al monolito que existe en la casa cuartel de la Guardia Civil de la ciudad del Ega. La alcaldesa ha entregado a los familiares sendos ejemplares del libro institucional de la ciudad, en los que se leía la dedicatoria "en su recuerdo, con cariño. Siempre estaréis en nuestro corazón".