El Instituto USP Dexeus de Barcelona ha confirmado por medio de un estudio que el proceso de congelación de un óvulo puede desestructurar los cromosomas que contiene y hacer muy difícil que al intentar fecundarlo dé paso a un embrión.

Esto explicaría el dato, ya conocido, de que apenas en uno o dos de cada 100 intentos se consiga la gestación a partir de un óvulo congelado, algo que recientemente ha conseguido el Instituto Cefer de Barcelona. En el resto del mundo han nacido medio centenar de niños fecundados con un óvulo congelado.

La estructura interna de los óvulos, altamente sensible a los cambios de temperatura, es la responsable de distribuir los cromosomas maternos al futuro embrión, explicó ayer la doctora Irene Boiso, del Instituto Dexeus, autora del estudio junto con las doctoras Anna Veiga y Merc¨ Martí. "Si la estructura interna del óvulo se desordena, el embrión que se intente fecundar con él se bloqueará en su fase inicial y no seguirá creciendo --añadió--. Si ya se ha transferido a una mujer, ésta abortará en el inicio de la gestación".

Si el embarazo sigue adelante, puntualizó Boiso, significará que la descongelación no ha alterado el material cromosómico del óvulo. "El

índice de niños sanos nacidos a partir de un óvulo congelado es similar al logrado por otras vías de fecundación", insistió.

En el estudio de Dexeus no se fecundó ninguno de los óvulos con que se investigó, ya que la legislación española prohíbe esa posibilidad. El trabajo utilizó 90 óvulos en proceso de maduración y 147 óvulos maduros, válidos para intentar una fecundación. Todos fueron congelados y acto seguido se analizó su proceso de descongelación utilizando imágenes conseguidas por un sistema microscópico. La congelación fue superada por 66 óvulos inmaduros y 82 maduros. Los investigadores consideran necesario que se perfeccionen las técnicas de congelación de óvulos.