Una de las pruebas más fiables en la detección del cáncer de mama, la radiografía bilateral o mamografía, puede convertirse en un foco de problemas si informa de que el pecho analizado oculta un cáncer que, en realidad, no existe. Ese resultado, un falso positivo en lenguaje médico, no es una rareza sino un fenómeno indeseable consustancial a la propia tecnología, que sucede a un 4% de las mujeres que acceden a su primera mamografía y a un 20% de las que se hacen la prueba sistemáticamente cada dos años. Por eso, los médicos desaconsejan la mamografía periódica a las mujeres menores de 50 años que no reúnan factores de riesgo vinculados (sufrir quistes benignos en las mamas o tener antecedentes en la familia, entre otros).

Esta es una de las conclusiones del mayor estudio epidemiológico sobre cáncer de mama realizado hasta ahora en el mundo, coordinado por el doctor Xavier Castells, del Hospital del Mar, de Barcelona, en el que se ha analizado la historia clínica de 1.600.000 mujeres de 45 a 64 años, de ocho comunidades autónomas. La investigación sugiere, en cambio, que cuando sí existen datos que advierten del riesgo de sufrir cáncer de mama la prueba radiológica se realice anualmente, sea cual sea la edad de la afectada.

Estas conjeturas pueden poner en entredicho los programas de control del cáncer de mama que se aplican en la actualidad en la mayoría de autonomías españolas.

El programa de detección del cáncer de mama permite detectar cada año cientos de tumores incipientes y totalmente asintomáticos, que son extirpados.

"La revisión periódica con mamografía intentan reducir en un 30% la mortalidad por cáncer de mama --explica Xavier Castells--. Pero, si un resultado es un falso positivo pasa a ser una angustia inútil".

Cuando una mamografía capta un nódulo que se considera canceroso, la afectada es citada de inmediato e inicia un protocolo que incluye una ecografía mamaria y dos tipos de biopsias de progresiva precisión. El resultado de todo ello no se obtiene antes de 10 días, periodo tras el cual puede darse por confirmado, o descartar un falso dictamen positivo.

"Esto último le pasa a una de cada cinco mujeres que se hacen mamografías desde hace años --añade Castells--. Los fallos se deben a la forma de aplicar la prueba, que no es igual en todas las comunidades-

Dada la gravedad y trascendencia de esta forma de cáncer, el más extendido y mortal entre las mujeres en España, los epidemiólogos consideran fundamental establecer unos criterios de control periódico lo más personalizado posible.