Cada año, el virus A H3N2, uno de los responsables más frecuentes de la gripe, hace la misma travesía.

Después de permanecer entre seis y nueve meses en el este y el sureste de Asia, donde experimenta diversas mutaciones, el virus se desplaza, ya sin modificarse, hacia Europa y Norteamérica para acabar su periplo en Suramérica. Este largo viaje sin retorno ha sido descrito por un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge en un estudio que hoy mismo publica la revista Science .

El descubrimiento, en el que han participado dos profesores de la Universitat Pompeu Fabra, de Barcelona, --la economista Ana Mosterín y el informático Terry Jones--, contribuirá a mejorar las vacunas contra el virus de la gripe, un subtipo que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta cada año a entre el 5% y el 15% de la población mundial y causa entre tres y cinco millones de contagios graves y entre 250.000 y 500.000 muertes.

DIVERSAS TEORIAS El equipo, coordinado por Colin Russell y Derek Smith, analizó 13.000 muestras del virus A H3N2 recogidas por la OMS entre los años 2002 y 2007 para tratar de desentrañar un misterio, el del patrón migratorio de la gripe, sobre el que los científicos llevan seis décadas interrogándose.

La posibilidad de que la infección saliese de Asia, y más específicamente de China, había sido apuntada por numerosos expertos, pero algunas teorías defendían que el virus de la gripe hacía viajes de ida y vuelta entre el hemisferio norte y el hemisferio sur, mientras otras sostenían que la conquista gripal del mundo se iniciaba en los trópicos.

De los resultados del estudio realizado por los científicos estadounidenses se deduce que el este y el sureste de Asia, donde el virus muta de forma continua y siempre hay gripe circulando, tienen la clave para ajustar las predicciones sobre las cepas que causarán las epidemias en el resto del mundo.

NIVELES DE VITAMINA D El trabajo no aclara, sin embargo, por qué en las regiones templadas de los hemisferios norte y sur las epidemias de gripe ocurren típicamente durante los meses de invierno mientras que en los países tropicales coinciden con las temporadas de lluvia. Se ha sugerido que ello puede estar relacionado con los niveles de vitamina D, que aumentan a medida que crece la exposición al sol, y con el hecho de que el tiempo frío o lluvioso propicia que la gente se concentre en lugares cerrados, lo que facilita el contagio.

En cualquier caso, según explica Derek Smith, uno de los coordinadores de la investigación, parece probado que "las epidemias gripales se conducen por factores estacionales" más que geográficos. Ello explica que ciudades separadas por apenas 1.000 kilómetros de distancia, como Bangkok, en Tailandia y Kuala Lumpur, en Malasia, puedan tener epidemias con seis meses de diferencia.