En lo que algunos especialistas han calificado de "uno de los estudios más excitantes que han aparecido en la sociología médica en décadas", The New England Journal of Medicine ha publicado esta semana un informe en el que describe cómo las relaciones sociales contribuyen a que se extienda la obesidad.

Según las conclusiones de la investigación, una persona tiene un 37% más de posibilidades de engordar si su cónyuge es obeso, porcentaje que sube al 40% si es un hermano, al 57% si es un amigo y al 171% si es un amigo íntimo. El mismo proceso se da para adelgazar, aunque lo que se propaga es la obesidad porque es la tendencia generalizada.

COMO UN INCENDIO FORESTAL Es decir, que la obesidad se transmite a través de las redes sociales casi como un virus o una moda. Si, por cualquier motivo, una persona engorda, su situación lleva a que ganar peso sea más aceptable para las personas de su alrededor. Visto así, cada obeso es un potencial hacedor de más obesos. "Lo que se extiende es una idea. A medida que la gente de tu alrededor gana peso, tu actitud hacia ello cambia y puedes seguir la tendencia. Una vez empieza el proceso, es difícil de detener, se puede extender como un incendio forestal", explica el doctor Nicholas A. Christakis, un médico de la Harvard Medical School y uno de los principales responsables del estudio. "Tú te formas una idea de lo que es un cuerpo aceptable según lo que hay a tu alrededor" , afirma.

Para llegar a estas conclusiones, Christakis y sus colegas han estudiado los datos de una red social formada por 12.067 personas entre 1971 y el 2003. El análisis es muy complejo, ya que llega hasta terceros grados de relación, y concluye que alguien desconocido puede acabar afectando a tu propio peso si en medio ha hecho engordar a una persona cercana. Este proceso de contagio social explicaría por qué en países como EEUU --y, en general, en todo Occidente-- la obesidad aumenta cada año.

Según Christakis, este contagio social no es la única causa de la obesidad. Una persona gana peso por factores muy variados, que van desde la predisposición genética hasta una dieta poco equilibrada, pasando por el sedentarismo y la falta de ejercicio físico. Ahora bien, en el momento en que la obesidad entra en una red social es cuando puede transmitirse por contagio.

Como era de esperar, estas conclusiones han recibido críticas por parte de otros especialistas, ya que acusan al informe de estigmatizar a los gordos. "Creo que existe un gran riesgo de culpar a los obesos todavía más por cosas que están causadas por un terrible entorno", afirma Kelly D. Brownell, especialista en obesidad de la Universidad de Yale. Christakis dice que no se trata de romper con tus amigos o pareja obesa sino de encontrar un amigo flaco que influya en el comportamiento del obeso.